Lubián | Zamora
CASTRO DE
AS MURADELLAS
El Castro de As Muradellas se sitúa a unos 3 km de la localidad de Lubián, junto al río Tuela.
En la vertiente occidental de la sierra de Marabón, en un meandro que forma el río Tuela, se asentó una comunidad en los siglos III y II a. C. ya que el lugar les proporcionaba una inmejorable defensa natural. Los castros en el territorio zamorano poseen unas características comunes: están distanciados entre ellos, lo que garantiza que no compitan por los recursos, situados estos en las inmediaciones. Buscan la autosuficiencia económica con la suma de tierras de cultivo, pastizales y el aprovechamiento de los bosques cercanos. Todos ellos eligen para establecer el poblado, lugares con protección natural que completan con formidables murallas.
El primer sistema defensivo es un campo de piedras hincadas. Se trata de una franja de grandes piedras con aristas, colocadas de forma intencionadamente desordenada, y que sobresalen entre 60 y 90 centímetros por encima del suelo. Lo que se persigue con este auténtico sembrado de piedras es impedir o ralentizar al menos el acceso de la caballería y de los posibles atacantes a pie. Tras sobrepasar esta zona, el intruso se toparía con dos fosos paralelos de una anchura pequeña, entre 2 y 3 metros y, tras los fosos, con una muralla exterior levantada con grandes bloques graníticos que aún puede verse parcialmente y desde la que se accede al primer recinto.
En el interior del primer recinto se repiten los elementos defensivos, aunque aquí los fosos son de mayor anchura, en torno a los 13 metros, y preceden a las piedras hincadas. Una vez sobrepasados los fosos y el campo de piedras hincadas, nos encontraríamos con la segunda muralla. Esta encierra un reducido espacio circular irregular de una hectárea aproximadamente en el que se encuentran las viviendas. Algunas fueron excavadas en los años 80 del siglo XX. Descubrieron entonces que se alineaban en el pequeño espacio disponible del interior del castro. Son casas de planta rectangular y esquinas redondeadas, con pavimentos de barro de gran dureza y techumbre de materias vegetales. En su interior, adosados a las paredes, contaban con bancos corridos alrededor de un hogar central. En las viviendas se han recogido restos cerámicos y de metal que datan la ocupación del castro en los postreros episodios de la II Edad del Hierro, siglo III a.C.
La vida del castro no fue muy dilatada en el tiempo y es un misterio, igualmente, las razones por las que se abandona. Sabemos por las evidencias arqueológicas que la marcha de las gentes prerromanas no fue violenta.
LOCALIZACIÓN Y VISITA
Para acceder al yacimiento desde la A-52 se ha de tomar la salida 106 hacia Lubián y después la carretera que va a Hermisende. Una vez rebasada la N-525 hay que recorrer unos 2 kilómetros en dirección a Castrelos. En un lugar señalizado puede dejar el vehículo y desde allí caminar 200 metros por la carretera. Se toma entonces una senda descendente en el último tramo, ya que el castro se localiza en el fondo del valle. El recorrido mencionado está señalizado.
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