Almenara – Puras | Valladolid

VILLA ROMANA
DE LA CALZADILLA

Romano
La Villa Romana de la Calzadilla es hallada de forma casual en la segunda mitad del siglo XIX, sin embargo, no será hasta la década de los 40 del siglo XX cuando concurran en el yacimiento excavaciones sistemáticas.
En esas campañas son descubiertas buena parte de las habitaciones y mosaicos conocidos hasta la fecha. Posteriormente, los trabajos se ralentizan hasta que a mediados de los años 90 asistimos a la puesta en práctica de un ambicioso programa de proyección al público de los restos romanos que comporta amplias campañas de excavación, un cuidadoso proyecto de conservación de los muros y la siempre laboriosa consolidación y restauración de los mosaicos de la villa. A la par se emprende una obra ciertamente de envergadura, pues toda la villa es envuelta por un edificio de cerca de 5000 m² que alberga, además, un museo sobre las villas romanas. El edificio cobija la parte noble de la villa, es decir, la residencia del dominus, el propietario de la vivienda. Esta casa da idea de la boyante economía que disfrutan los terratenientes de aquella época, pues las construcciones se extienden a cerca de 2000 m², las paredes estaban pintadas con frescos y buena parte de las habitaciones aparecen pavimentadas con mosaicos. La edificación de la villa sucede en un periodo impreciso del Bajo Imperio, entre finales del siglo III y comienzos del siglo IV, coincidiendo con el abandono de las ciudades por buena parte de la clase social dirigente. Los asentamientos rurales en este momento de crisis económica diversifican su sistema de explotación, prácticamente autoabasteciéndose, a la vez que acogen en nuevos y lujosos edificios a los ricos señores. Una destrucción, posiblemente parcial, de la villa acontece a finales del siglo IV o principios del siglo V. La vivienda se reconstruye, pero poco después será abandonada, pues deja de habitarse a mediados del siglo V.

EL MUSEO, EL YACIMIENTO Y SU VISITA

La visita comienza por el Museo de las Villas Romanas que nos sitúa contexto histórico de las villas romanas mediante audiovisuales, maquetas, paneles explicativos, dioramas, reproducciones y piezas originales procedentes de excavaciones en la Villa Romana de la Calzadilla. La exposición narra cómo era la vida en una villa rústica, los tipos que conocemos de villas romanas, su actividad económica, la relación existente entre la villa y la naturaleza, cómo disfrutaban del ocio en la vida en el campo y por último las razones históricas que dieron lugar al fin de las villas. Desde hace unos años a la exposición permanente se une una muestra de las impresionantes pinturas murales recuperadas. Cuenta el museo con una sala de exposición permanente, salón de actos, tienda, cafetería, biblioteca y otras dependencias, que le convierten en un punto de referencia obligado para el conocimiento de las villas romanas de rango regional y nacional.
El recorrido nos dirige hacia las ruinas de la casa romana, deambulando por los dos patios y las 30 estancias articuladas en torno a ellos. La parte residencial de la villa romana dispone de dos patios, el más septentrional, en su día ajardinado, de cerca de 200 m². En derredor del patio hay una zona porticada, el peristilo, cuyo suelo está decorado con un laborioso mosaico en el que se advierten diversos motivos geométricos: octógonos, cruces, circunferencias, etc…
Preside este sector una habitación rectangular con la cabecera pentagonal, el oecus, la estancia de recepción. Tiene más de 100 m² y su suelo exhibe un mosaico de magnífica factura cuyo motivo principal son octógonos Por su parte, en el lado oeste, en el lateral del patio mencionado, asoman otras dos habitaciones. Son dos de los comedores de la vivienda. El comedor más importante en dimensiones tiene una cabecera semicircular con un mosaico en el que aparece dibujada una crátera de la que surgen motivos vegetales. El motivo es similar al del centro de la habitación en el que apreciamos hojas de acanto que penden de la vasija o crátera. Curiosamente, el mismo motivo se identifica en el comedor anexo, una coincidencia intencionada que tiene que ver con el destino común de estos espacios.

Una pequeña puerta da acceso al segundo comedor. Se abre al lado del primero y tiene reducidas dimensiones, datos que nos dan a entender la privacidad de su uso. Otras habitaciones con mosaicos surgen alrededor del patio. Posiblemente son las habitaciones privadas de los señores.

Por su parte, en la zona meridional de la vivienda hay una serie de habitaciones dispuestas alrededor de un patio con columnas. Junto a varias estancias rectangulares apreciamos otra de forma octogonal, el espacio de acogida y recepción por el señor de la casa. El oecus, como denominaban los romanos a este tipo de habitaciones. Está pavimentado con el único mosaico figurado encontrado en la villa. Es una imaginativa escena del Baño de Pegaso en la que este caballo es aseado por dos ninfas en el monte Helicón. Por encima de esa escena aparece, encarnada como una figura femenina, la fuente Hipocreme. Pegaso está representado con toda la intención sin alas. Una licencia que se permite el señor de la casa. El animal mitológico es sustituido probablemente por su caballo de carreras preferido. La posesión de excelentes caballos no era solo una afición muy extendida entre las clases pudientes romanas, ya que sobre todo pretendía exteriorizar el enorme poder adquisitivo de quienes disfrutaban de tan magníficos equinos.

Existen otras estancias a destacar de la construcción romana, como el pasillo que rodea la zona septentrional y que conduce a un aula triconque. Una sala conformada por tres espacios curvos y que tal vez corresponda a una estancia sacra.

En esta misma zona aparecen las termas privadas. Identificamos las tres salas: fría, templada y caliente, propias del baño típico romano. En la sala fría, frigidarium, la de mayor tamaño, hay una piscina adosada, circunstancia que sucede también en la sala templada. Esta última, además, está decorada con un magnífico mosaico de motivos geométricos y en la zona de la bañera hay varias imágenes de peces.

En esta parte de la villa varios dioramas muestran cómo se ejecutaron los muros, las pinturas de las paredes, las techumbres y los mosaicos, así como el proceso de excavación arqueológica.

Al exterior hay una reproducción de una casa romana. Vemos recreado un lujoso edificio de una villa bajoimperial, con ocho salas ambientadas con muebles y utensilios.

Los niños, después de visitar el Museo de las Villas Romanas, pueden seguir aprendiendo aspectos de la cultura romana de las villas de una forma divertida en el parque infantil tematizado. Hay diferentes elementos que les recuerdan los conocimientos que han adquirido al visitar el museo y la villa: una cuadriga, un pueblo romano o un templo en ruinas. Foto parque infantil

LOCALIZACIÓN

A yacimiento accedemos siguiendo la N 601, de Olmedo hacia Madrid,  a escasos doscientos metros a la derecha del desvío a localidades de Puras y de Almenara de Adaja encontramos el edificio de nueva construcción que alberga la parte excavada y consolidada de la villa.

En la zona podemos visitar las interesantes villas de Olmedo, Coca y Arévalo.