Paradela de Muces | León
CASTROS DE
LA PEÑA DEL HOMBRE
El castro se ubica a 1.441 metros de altitud en las estribaciones septentrionales de los Montes Aquilianos. Es un típico asentamiento castreño defendido por una muralla que le protege en todo su contorno. Los derrumbes de la defensa artificial se advierten claramente en un recorrido de al menos de 200 metros.
Cuando estuvo en pie la construcción defensiva, impresionaría por sus dimensiones, ya que tiene unos tres metros y medio de ancho y, acorde al volumen de los amontonamientos de piedras, suponemos que alcanzaría los tres metros de altura. El sistema defensivo se completa con un foso excavado en la roca y una torre en el interior del castro. De esta, levantada en la zona más alta del castro, reconocemos las acumulaciones de piedra de su derrumbe en una extensión de 20 metros de diámetro.
En lo que respecta al hábitat indígena se han excavado veinte habitaciones, integradas en siete casas, en un estado de preservación excelente. De varios muros se conservan más de un metro y medio de altura. Las casas se apiñan unas junto a otras y el extremo aprovechamiento del espacio en el pequeño sector excavado lleva a pensar que el poblado, aunque de reducido tamaño, estuvo intensamente ocupado.
Dispuestas en torno a dos calles las viviendas aparecen alineadas con la muralla. La calle que discurre paralela a aquella mantiene una fuerte pendiente y parece que dispuso de una canalización que la aliviaba de las aguas de escorrentía. Las casas se estructuran en estancias de tendencia cuadrada de distinta funcionalidad. Desde la calle se accede a través de un patio y de aquí a la cocina en la que se distingue un hogar central compuesto de tierra apisonada y lajas horizontales de piedra. En ocasiones, junto al hogar, también encontramos un murete que tenía la función de cortavientos. En las paredes de la estancia destinada a hogar hay lajas hincadas que posiblemente pertenecían a vasares en los que disponían las vasijas o los alimentos. También es probable que parte de las lajas hincadas mencionadas sean los pies de bancos para sentarse alrededor del fuego a lo largo del día y el lecho durante la noche.
En el interior de las estancias han aparecido vasijas hechas a manos de pequeño y mediano tamaño y varios objetos de adorno, como prendedores de ropa, cuentas de collar, etc.. Entre los útiles de hierro cabe señalar los cuchillos afalcatados, una punta de la lanza y el extremo de un arado. Los materiales arqueológicos nos indican que el castro está habitado en época prerromana.
Una fecha de cronología absoluta determina el inicio del poblamiento del castro hacia el año 170 a.C. , mientras que para el final de su ocupación, la ausencia de materiales de época romana y de niveles de destrucción propios del periodo de conquista sugiere a los arqueólogos que el hábitat se abandona por la reorganización socioeconómica del territorio impuesta por los romanos en el siglo I d. C., sin que mediara algún suceso bélico o un incendio general fortuito.
El castro está situado a una altitud inusual para los asentamientos castreños conocidos. Recordemos que se emplaza a alrededor de 1500 metros de altura. ¿Qué motivos aconsejaron a las poblaciones prerromanas habitar en este lugar abrupto y distanciado de los terrenos de explotación agrícola y ganaderos normalmente situados en el llano? Dificultades geográficas a las que habría que añadir el colosal esfuerzo colectivo que supondría la construcción de la imponente muralla y el vaciado del foso.
Una información extraordinaria para conocer los modos de vida de las gentes del castro ha sido recuperada en un basurero hallado en una de las calles. Los restos de fauna rescatados son en su mayoría de vacas, ovicápridos y en mucha menos proporción de cerdos. Los análisis polínicos por su parte revelan que el paisaje durante la ocupación del poblado estaba integrado por bosques de robles y pinos, junto a explotaciones agrícolas y pastizales.
Los arqueólogos a partir de estos datos concluyen que el castro se fundó para aprovechar los pastos y brañas del valle de Ferradillo en el que abundan las fuentes. De igual modo, las gentes castreñas no desdeñarían los cuantiosos recursos minerales de su entorno , con ricas minas de hierro, plata, cobre y oro.
LOCALIZACIÓN Y VISITA
El Castro de la Peña del Hombre se encuentra en las proximidades de las localidades de Villavieja y Paradela de Muces, ambos pertenecientes al municipio de Priaranza del Bierzo. Para acceder al yacimiento es necesario tomar un camino que parte de la población de Paradela y nos sitúa tras dos kilómetros en el aparcamiento habilitado junto al castro
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