Provincia de Burgos

VÍA ROMANA DE ITALIA A HISPANIA

Romano

En la zona norte de la provincia de Burgos es posible caminar por varias pistas de tierra cuyo origen se remonta al Imperio Romano. Pertenecen a la calzada que unía, en su puntos de inicio y término Milán con León, y que permitía el transporte en carro de mercancías y minerales, particularmente del oro extraído en las minas del noroeste peninsular.

 

Se conoce como la Vía de Italia a Hispania, De Italia in Hispanias, y así aparece mencionada en el Itinerario de Antonino, obra escrita en el siglo III, que recopila los caminos romanos. El manuscrito recoge todas las calzadas del Imperio y la relación de éstas con los núcleos rurales y urbanos próximos a su recorrido. Así, esta importante artería de comunicación, según el citado documento, atravesaba de oeste a este la Península y conectaba Tarraco (Tarragona) con Cesaraugusta (Zaragoza) y Asturica Augusta (Astorga). Su trascendencia económica y cultural durante la vigencia del Imperio romano fue enorme y aún hoy es posible apreciar la notable calidad constructiva de esta imponente obra de ingeniería.

La vía de Italia a Hispania recorre el norte de la provincia burgalesa. A Castilla y León llega procedente de La Rioja, de la localidad de Tormantos, para alcanzar la de Cerezo de Río Tirón, donde se conservan dos puentes de posible factura romana, el de San Ciprián y el de San García. La senda atraviesa la localidad a media ladera, por encima de la actual travesía de la carretera, y continúa por un camino que tras recorrerlo 20 kilómetros alcanza Briviesca. En Quintanapalla, por su parte, radica el tramo de viario romano más occidental identificado en la provincia.

LA VÍA EN QUINTANAPALLA

La localidad de Quintanapalla se sitúa a 15 kilómetros al nordeste de Burgos. Al norte de su término municipal, a unos 2 kilómetros de la localidad, transcurre un tramo de la carretera romana de Italia a Hispania.

Se han musealizado casi 6 kilómetros que se recomienda recorrer a pie, jalonados por carteles que dan al caminante prolija información relativa a las calzadas romanas.

 

Desde la propia localidad se indica el inicio de la ruta y la longitud del tramo. En el trayecto se puede observar una réplica de una dioptra, instrumento utilizado por los ingenieros romanos en la construcción de las calzadas o ver varias reproducciones de miliarios. Por su parte, los carteles que jalonan el itinerario informan al visitante sobre varios aspectos de las vías romanas, como su distribución por el imperio, las técnicas seguidas en su construcción o como identificar la antigua vía romana. En los últimos puntos del tramo musealizado, la vía se conserva fosilizada a la derecha del camino,  e incluso se ha preservado una excavación arqueológica acometida en este tramo en la que se contemplan las diferentes capas que se superponían en el firme de las calzadas.  Las carreteras romanas tienen por lo general un sistema común de construcción. En su base hay siempre piedras gruesas, a las que le siguen otras capas de piedras más pequeñas, mientras que el firme es de áridos muy finos. Las capas se superponen y compactan una a una  y llegan a adquirir en su conjunto, como en el caso de los caminos romanos del norte de Burgos, alrededor de un metro de espesor. Los viales romanos se disponen alzados normalmente sobre el terreno circundante lo que dificultaba además la erosión del firme por el agua.

De otro lado, para permitir el trasporte de las mercancías en carros los viarios debían discurrir preferentemente sin desniveles apreciables y, en el caso de ser estos obligatorios, en ningún caso sobrepasar el 8 %.

LA VÍA EN CEREZO DEL RÍO TIRÓN

En esta localidad, ubicada a 57 Kilómetros al nordeste de la ciudad de Burgos, se conserva un tramo de carretera romana, usado en la actualidad como camino, que aún presenta en determinadas zonas el terraplén original romano que lo eleva del terreno colindante. El tramo mencionado es de aproximadamente 11 kilómetros.

En la entrada a la localidad, desde Briviesca, se ha instalado un panel informativo, junto a una réplica de un miliario, que indica el recorrido e informa acerca de las diferentes señales interpretativas con las que se topará en el itinerario.

Los paneles explicativos aluden a diferentes aspectos de las calzadas romanas, como su dispersión por el Imperio, las técnicas usadas en su construcción o los miliarios que se colocaban como elementos señalizadores del camino.

En la localidad de Cerezo de Río Tirón se conservan, además, dos puentes que se suponen de origen romano. El de San Ciprián permitía el tránsito de la vía a media ladera, está en el centro de la localidad y presenta una fábrica claramente romana con grandes sillares y un arco de medio punto.

El de San García se levanta sobre el río Tirón, es de menor tamaño que el anterior y muestra un único ojo, con arco de medio punto. Se ubica al inicio de la localidad, llegando desde Briviesca.

LOCALIZACIÓN