Padilla de Duero y Peñafiel | Valladolid

CIUDAD VACCEO-ROMANA DE PINTIA

AULA ARQUEOLÓGICA DE PEÑAFIEL

Protohistórico
Las tierras de la cuenca del río Duero en los momentos previos a la conquista romana (siglos V-I a.C.) estaban ocupadas por el pueblo vacceo. Fue un momento de gran esplendor en el orden político, social y económico. Asistamos, por ejemplo, a un aumento demográfico notable y la población, hasta entonces establecida en hábitats itinerantes, ocupa ahora grandes caseríos estables a veces autenticas ciudades-estado, como en el caso del yacimiento arqueológico de Pintia.
El poblado en sí ocupa unas veinticinco hectáreas, capaz de albergar, según los investigadores, a unas seis mil personas. Estaba protegido por una sólida muralla, lo que no fue obstáculo para que sufriera varios incendios devastadores. Algunos pudieron ser fortuitos pero al menos uno parece ser el resultado de acontecimientos bélicos. Esta afirmación se apoya en el hallazgo en este nivel, correspondiente al siglo I a.C., de varios tesorillos de plata con materiales tan espectaculares como brazaletes, anillos, pendientes, acompañados de algunas monedas. Parece evidente que atesoramientos tan lujosos no corresponden exclusivamente a un individuo. Se piensa en tal sentido que forma parte del depósito económico de un grupo familiar y que alguna razón muy poderosa, su propia muerte seguramente, impidió a sus propietarios rescatar las joyas depositadas en vasijas enterradas en el interior de las casas.

Según refieren los propios historiadores romanos, las ciudades vacceas toman partido con el general romano Sertorio en contra de Pompeyo, siendo especialmente trágico el balance de la guerra en estas tierras. Varias ciudades son saqueadas e incendiadas, entre las que cabe mencionar la propia Pintia, y solo finalizó la sangría tras la derrota de Sertorio en el año 74 a. C. La población de Pintia resurgió poco después, ya con un urbanismo romano y, según los materiales arqueológicos, también adoptando el modo de vida romano.

Especialmente concluyentes para el estudio de los vacceos son las investigaciones sistemáticas que suceden desde hace más de cuatro décadas en la necrópolis de Las Ruedas. En las tumbas de incineración, situadas unos 500 metros al sur del poblado indígena, hay normalmente una urna funeraria, en la que introducían los restos cremados del difunto, acompañada de ofrendas dispares según el rango social que ostentaba el individuo. Precisamente estas notables diferencias en los objetos que introducían en la tumba nos permiten elucubrar sobre la sociedad vaccea. En el sustrato más bajo encontraríamos aquellos individuos cuyas cenizas ni siquiera fueron depositadas en urnas sino sobre la propia tierra del hoyo. Se consideran tumbas femeninas aquellas en las que comparecen pulseras o fusayolas para tejer, y en las infantiles, escasas, se encuentran canicas de barro decoradas, u objetos en miniatura. Entre los guerreros también había diferencias considerables, desde los que solo portan una lanza y un puñal, a aquellos que pertenecían a la élite dirigente y que estaban provistas de un amplísimo elenco de ofrendas, entre ellos numerosos vasos cerámicos, ricas espadas y puñales decorados con incrustaciones de plata. En dos tumbas femeninas en las que han aparecido dos broches de cinturón de tipo Bureba, propias del próximo pueblo de los Turmogos, los investigadores aseguran que corresponden a dos princesas Turmogas casadas con príncipes Vacceos. Otra tumba igualmente femenina permite especular acerca de relaciones comerciales con gentes aún más distantes. La tumba 144 posee un ajuar de casi treinta objetos en los que aparecen un vidrio fenicio y un broche de cinturón y cerámicas ibéricas. Estos objetos exóticos meridionales pueden ser fruto de intensos intercambios comerciales entre ambos pueblos, pero los investigadores van más allá y sugieren que puede ser la tumba de una noble ibérica casada con un aristócrata vacceo.

Separado por el río Duero pero en una zona fácilmente vadeable, existe otra zona, en este caso artesanal, de la ciudad vaccea, que ha sido objeto de extensas campañas de excavación arqueológica. Se sostiene que esta localización, sobre la orilla contraria del río responde a un intento de lograr un aislamiento eficaz respecto del núcleo de población, con el fin de evitar que estas actividades artesanales, cerámicas fundamentalmente, podían favorecer los incendios incontrolados. Las excavaciones arqueológicas han reconocido e investigado al menos tres hornos de cerámica y diversos amontonamientos de deshechos cerámicos por mala cocción.

Entre todas las estructuras exhumadas destaca un horno de cerámica de cerca de cinco metros de diámetro que pudo llegar a cocer cerca de mil piezas a la vez. Para insistir en su envergadura diremos que es el mayor horno de los conocidos hasta la fecha en la Península Ibérica, antes de la llegada de los romanos.

EL AULA ARQUEOLÓGICA

Los objetos extraídos de las excavaciones pueden admirarse en el Museo Provincial de Valladolid y en Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg situado en Padilla de Duero, pero, además, en la localidad de Peñafiel hay un Aula Arqueológica que recrea todos los descubrimientos del yacimiento. Diversas reconstrucciones nos remiten al poblado vacceo: una calle, una vivienda, y la copia de los tesorillos, los instrumentos agrícolas y el armamento. En lo que respecta al barrio artesanal, hay un amplio repertorio de cerámica vaccea, con vasijas que reproducen sus formas más típicas y las decoraciones más habituales. Aparte, hay un taller en el que participa activamente el visitante y que incluye nociones acerca de la escritura, el armamento, las vestimentas, etc., No falta una sala dedicada a la necrópolis que proporciona abundante información mediante reproducciones del ritual de enterramiento y de los diferentes tipos de tumbas en consonancia con su rango social.

LA VISITA AL YACIMIENTO

Cualquier momento es bueno para acercarse al yacimiento de Pintia, si bien resulta especialmente atractivo coincidiendo con las excavaciones arqueológicas, en los meses de verano. En ese momento tienen lugar variadas actividades divulgativas organizadas por el equipo de investigación, que también coordina las visitas guiadas a la sede del Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg, en Padilla de Duero, en el que se exponen significativas piezas originales del yacimiento vacceo recuperadas en distintas campañas de excavaciones. Desde un pequeño aparcamiento cercano a la necrópolis comienza el itinerario didáctico. Allí están dispuestas varias estelas funerarias y unos cipreses que indican las tumbas ya excavadas. En cada tumba hay carteles en los que se hace referencia a la cronología del enterramiento, el sexo y la edad del difunto, además de una representación gráfica del ajuar que en su día deparó la excavación arqueológica de la misma. La necrópolis estuvo en uso unos 600 años, proporcionando cobijo a los muertos de alrededor de 24 generaciones de vacceos.

Otros elementos abundan en la información de la zona de enterramientos, como la recreación de una pira funeraria de época prerromana, una estela con un zoomorfo en perspectiva cenital, la recreación de tres tumbas de mujeres aristocráticas, un columbario ya de la etapa romana o una escultura contemporánea que recuerda como los guerreros muertos en combate no eran quemados y sus cuerpos eran expuestos para ser comidos por los buitres, intermediarios entre los hombres y los dioses que facilitaban el trasporte del alma al cielo.

LOCALIZACIÓN

El acceso se realiza desde la localidad de Padilla de Duero. Desde la población está indicado el camino a seguir para visitar el yacimiento.

El Aula Arqueológica se ubica en la Plaza del Coso de la localidad de Peñafiel, frente a la oficina de Turismo.

Se recomienda visitar en Peñafiel la Casa de la Ribera, la iglesia de San Miguel, el Castillo, en el que se encuentra el Museo del Vino, el Museo de Arte Sacro y callejear por el Conjunto Histórico. Muy cerca se puede visitar otro de los recursos incluidos en esta guía, Santa María de la Armedilla.