Baños de Valdearados | Burgos

VILLA ROMANA
DE SANTA CRUZ

Romano

El yacimiento arqueológico  se descubre casualmente  como consecuencia  de unos trabajos agrícolas. La entidad y antigüedad de los materiales arqueológicos exhumados suscitó que se acometieran en los terrenos sucesivas y diversas campañas de excavación.

 

De la parte señorial de esta residencia rural romana se descubrieron diez habitaciones y cuatro pasillos que suponen solo una parte de la extensión real de la edificación habitada entre los siglos IV y VI d. C. Su proximidad a la importantísima ciudad de Clunia, capital del Convento Jurídico de la Hispania Citerior, junto a su ubicación, próxima a la vía que unía Asturica Augusta (Astorga) con Caesaraugusta (Zaragoza), fue probablemente decisiva para su instalación y progreso como una importante explotación agrícola –de cereal y viñedo– y ganadera.

El escritor romano Catón el Viejo en su manual sobre agricultura señala cuales deben ser las características de una explotación en el campo:  “Cuando vayas a comprar una finca visita varias veces el lugar elegido y mira bien a tu alrededor… Asegúrate de que tienes buen clima, no propenso a tormentas. El terreno ha de ser bueno, con fortaleza natural. Si fuese posible, debería hallarse al pie de una colina, orientado a mediodía, en un lugar sano y donde resulte fácil encontrar peones. Debe tener agua abundante y encontrarse cerca de una población floreciente, o del mar o de un río navegable, o de una calzada buena y frecuentada” y a continuación enumeraba el tipo de cultivo adecuados: “lo primero ha de ser la viña, si produce vino de buena calidad; lo segundo, un huerto irrigado; lo tercero, un sauceda; lo cuarto un olivar; lo quinto, un prado; lo sexto, un campo de trigo; lo séptimo un bosque; lo octavo, una arboleda; lo noveno, un encinar”.

Las villae romanas eran, por tanto, establecimientos rurales, propiedad de grandes terratenientes, que estaban integradas por una residencia señorial en torno a la que se organizaba la explotación agropecuaria. Aunque surgen en los momentos tempranos del Imperio, no es hasta el siglo III cuando comienza su esplendor, motivado al parecer por el abandono paulatino de las ciudades por las clases más acaudaladas.

En el siglo III se asiste a una reestructuración de la economía agraria, concentrándose la tierra en unos pocos terratenientes. Los potentados cambian su residencia, trasladándose a sus posesiones agrícolas y edificando auténticos palacios campestres de carácter suntuoso desde los que dirigen extensos dominios económicos sustentados en la agricultura y la ganadería.

Las tres estancias nobles de la villa de Baños están decoradas con suelos de mosaicos, probablemente del siglo V de nuestra era. En el salón principal de la villa, el oecus, se advierten dos escenas centrales figuradas y alrededor de aquellas una ancha cenefa geométrica en la que se insertan seis escenas de caza –en cuatro de las cuales aparecen los nombres de los vientos– y cuatro bustos masculinos en las esquinas. Se aprecian otros dos bustos más debajo de las escenas que, quizás, encarnan a los propietarios de la villa. Los motivos centrales reproducen a Baco, dios del vino, con su corte en la parte superior y volviendo de la India sobre un carro triunfal tirado por fieras, inmediatamente debajo del anterior.

Hay numerosos mosaicos en las villas romanas en los que aparece el dios Baco como motivo principal del salón de recepción. Una frecuencia para la que se argumenta que este dios representa la hospitalidad. Tampoco se descarta que el señor de la villa quisiera mostrar de esta forma la principal función de la villa, una instalación agropecuaria dedicada probablemente a la explotación vinícola

Los otros dos mosaicos pertenecen a otras dos habitaciones singulares, un triclinium o comedor de planta en T, de tema geométrico, y a una estancia de funcionalidad indeterminada que presenta un emblema estrellado que engloba una figura femenina, posiblemente Ceres, diosa de la tierra fértil y del cereal, o la diosa Fortuna.

En los laterales hay dos escenas de animales en la que se dibujan un jabalí macho y un ciervo, mientras en las esquinas hay cuatro bustos femeninos que simbolizan las estaciones. Entre unos y otros motivos, hay bandas geométricas y motivos vegetales que completan la planta del suelo de la habitación.

Parece demostrado que los admirables mosaicos romanos de estas villas de época tardía, siglos IV y V d. C. se fabricaban por talleres artesanales de carácter itinerante que ofrecían a los propietarios de las mansiones campestres varios modelos entre los que elegían los diseños más adecuados a su gusto.

En otras estancias de la villa se han documentado hipocausta, un sistema subterráneo de calefacción basado en la circulación de aire caliente bajo el suelo.

Pero no todas las habitaciones poseían este recurso, así que era necesario calentarlas con braseros. Un ejemplar completo se ha recuperado en las intervenciones arqueológicas y podemos verlo en el Museo de Burgos. Destaca por conservarse completo -caso ciertamente excepcional-  y por los refinados motivos decorativos, entre ellos cuatro cabezas de leones con garras de felino en las patas y que componen el remate superior almenado.

Esta vida de ostentación y lujo se eclipsa bruscamente por las invasiones de los bárbaros y desaparecen a partir de ese momento la práctica totalidad de las villas tardorromanas, como es el caso de la villa de Baños de Valdearados. Muchos siglos después, unos documentos medievales nos hablan de la existencia de un edificio religioso en la zona que ocupó la villa, hasta ahora no localizado, al que pertenecerían varias tumbas excavadas que se fechan entre los siglos IX y XI d C.

Tras el estudio arqueológico se han llevado a cabo en la villa diversos trabajos de consolidación y restauración de los restos arqueológicos exhumados.  Se ha construido además un edificio para su protección y se ha habilitado un itinerario provisto de carteles para facilitar la visita y su comprensión: unas pasarelas que no afectan a las estructuras permiten la circulación por las mismas y varios paneles divulgativos proporcionan información sobre los aspectos más generales de la villa y sus mosaicos.

LOCALIZACIÓN

Para llegar al yacimiento es necesario tomar desde Aranda de Duero la carretera hacia Caleruega y Santo Domingo de Silos. A unos 20 kilómetros de distancia e inmediatamente antes de llegar a la localidad, a la derecha de la carretera, se localiza el edificio que alberga los restos de la villa.

Además de la proximidad de Silos recomendamos la visita a Covarrubias y Clunia.