Pedraza | Segovia

CUEVA DE
LA GRIEGA

Arte rupestre Paleolítico

En las cercanías de Pedraza, concretamente en las hoces del río Vadillo, se formó una pequeña cavidad que carece de las formaciones típicas de las cuevas kársticas, pero sobresaliente en lo que respecta a sus recursos arqueológicos.

En los poco más de 200 metros de recorrido que tiene la cueva es posible contemplar manifestaciones artísticas que abarcan desde el 13.000 a. c hasta prácticamente nuestros días; con un reiterado uso de la cavidad a lo largo de todo ese periodo como lugar de culto.

Comenzando por las evidencias de la actividad humana más antigua, se han documentado hasta 119 motivos paleolíticos grabados en sus paredes. Recordemos al respecto que este importante número de representaciones supera con mucho la cifra de las manifestaciones pictóricas halladas en la mayoría de las cuevas de arte paleolítico de la cornisa cantábrica.

Contamos con alrededor de un centenar de figuras, mientras que el resto de los grabados son signos. Se corresponden con motivos antropomorfos, ciervos, jabalíes, peces y osos. Mención aparte por su exagerada frecuencia merecen los caballos, de los que dibujan, salvo escasas excepciones, el prótomos del animal, esto es, la cabeza y el cuello.

Por su localización y, según parece, una distribución premeditada en la cavidad, los arqueólogos concluyen que existen dos santuarios paleolíticos. El primero, cercano a la entrada y por tanto mucho más frecuentado, y un segundo santuario localizado en un espacio mucho más profundo e inaccesible dentro de la cueva.

En lo que respecta a su cronología, los grabados se atribuyen a las gentes del Paleolítico Superior, entre el 13.000 y el 11.500 a. C, lo que supone que serían contemporáneos de las cuevas pintadas del norte cantábrico, como las famosas cavidades de Altamira o el Castillo, o los establecimientos al aire libre de Siega Verde, en Salamanca, y el cercano Cerro de San Isidro, en Domingo García, también en Segovia.

Unos cuantos miles de años después, pero todavía durante la Prehistoria, la cueva es frecuentada por grupos humanos con la intención de plasmar en sus paredes cientos de grabados artísticos. A este periodo, que comprende cientos de años, entre el III y el I milenio a. C., se atribuyen más de trescientos motivos agrupados en 108 conjuntos. En varios de ellos hay superposiciones consecuencia de la reutilización de un mismo panel en diferentes momentos. En dos de los techos de la gruta el abigarramiento de motivos es tan acusado que los grabados ocupan la totalidad de la superficie disponible. Esta obsesión por grabar determinados sectores de la cueva presupone que esta era objeto de frecuentes ceremonias cultuales, al igual que sucedía en el Paleolítico Superior.

La temática de las imágenes es completamente diferente a la de la fase Paleolítica. No hay ni una sola figura y todos los motivos son de carácter geométrico. Son mayoría los reticulados, acompañados de líneas y zigzags. Encajan estas manifestaciones artísticas prehistóricas de La Griega en lo que se conoce como arte rupestre esquemático, cuyo significado se nos escapa precisamente por el carácter abstracto de los símbolos.

Gran panel sector III superposiciones en la zona central

Sector III, gran techo de los escaleriformes con estructuras ovales infrapuestas a los mismos

Pero no es este el último momento de la historia en el que los hombres graban masivamente las paredes de la cavidad. Podemos afirmar que La cueva de la Griega es un enclave arqueológico absolutamente excepcional ya quea los grabados del Paleolítico Superior, de la Edad del Bronce y de la Edad del Hierro, cabe sumar los numerosos grabados de época romana.

En las paredes hay alrededor de 100 inscripciones romanas datadas entre los siglos I y III. Extrañamente los textos romanos respetan las figuraciones paleolíticas. En su mayor parte son nombres personales acompañados en cierto casos con la expresión votumsolvit “cumplió la promesa” y en dos textos se lee el nombre de dos divinidades: Deva y Nemedo , las dos de origen céltico.

La cita a deidades, junto a la referencia a promesas cumplidas a los dioses y una pequeña figura trabajada en barro al fondo de la cueva que recuerda a las halladas en la Cueva Román en la ciudad romana de Clunia, avalan el carácter cultual de la cueva como lugar de ceremonias sacras durante el periodo romano. Junto a nombres dobles característicos de magistrados o sacerdotes que oficiarían ceremonias cultuales públicas en la cavidad hay numerosos nombres que sugieren la popularidad del santuario rupestre entre personajes de todas las capas sociales.

Con posterioridad a la época romana encontramos grabados contados de época visigoda, de la Edad Media y los más recientes del siglo XIX.

LOCALIZACIÓN Y VISITA

La cavidad nos es visitable por el riesgo de deterioro de las figuras grabadas en el barro fresco y la estrechez en todo su desarrollo de la cueva. Para paliar este inconveniente en el pueblo de Pedraza hay un espacio en el que, aparte de informar de la excepcionalidad de la cavidad por su interés científico, podemos recrearnos en admirar las representaciones grabadas de todas las épocas documentadas mediante diversos medios audiovisuales y una visita virtual.