Es el cementerio de una comunidad aldeana que en la Alta Edad Media (siglos VIII y XI) se asentó en la zona, explotando los recursos naturales que obtenían tanto del valle como de la zona montañosa, a la vez que se dedicaban a actividades agrícolas y ganaderas.

La gran cantidad de tumbas presentan diferentes formas. Algunas están excavadas en la roca y son antropomorfas, otras son de lajas y algunas mixtas, lo que resume a la perfección los tipos más comunes de enterramientos medievales conocidos. También se han registrado sarcófagos exentos de piedra, destinados sin duda a los miembros más relevantes de la comunidad. Todas se orientan con sentido Este-Oeste y albergaban a individuos envueltos en sudario, sin ajuar. Su cubierta era de de piedra, bien monolíticas o de varias lajas apaisadas.

Aparte del conjunto de tumbas, hay vestigios de un templo en la zona más elevada del afloramiento rocoso. Tiene tres estancias: el santuario, el presbiterio y la nave. La construcción religiosa se completa con un pórtico que se abría al sur en el que se disponen curiosamente la mayoría de las tumbas infantiles.

Otro espacio distintivo del yacimiento es el edículo. Una estancia de forma cúbica tallada en la roca. Al parecer formaba parte de un edificio de mayor tamaño de planta rectangular y que se cubriría con cúpula. No está clara su funcionalidad, ya que se especula que puede ser parte de un edificio de carácter religioso y funerario como capilla, y, a su vez, que se trata de la residencia del señor bajo cuyo dominio estaba la comunidad.

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