Al exterior del edificio y embutidos en sus muros interiores hay  varias estelas  de época romana que han fundamentado la hipótesis  de  que el templo cristiano pudiera haberse instalado sobre el emplazamiento de un antiguo templo romano.

Este antiguo edificio romano, del que desconocemos casi todo, habría sido erigido  junto a uno de los ramales de la vía romana del  Puerto del Pico, y, quién sabe, si sobre otros santuarios anteriores, pues existen evidencias de culto de época prerromana.

Entre los diversos elementos reutilizados en la construcción de la iglesia podemos enumerar:  una cupa -monumento funerario de planta alargada con cubierta cilíndrica imitando una cuba tumbada-, varias aras, aparentemente sin inscripción, y dos aras dedicadas a una divinidad vettona, la diosa Ilurbeda.

Ilurbeda es una divinidad de origen indígena  bien conocida en Cáceres, Salamanca, Coimbra y Sintra.

Las aras de Narros del Puerto son, hasta la fecha,  los testimonios más orientales de un culto cuyo centro geográfico se venía situando en tierras salmantinas. La presencia de esta deidad en el territorio abulense confirma la amplia difusión del culto a Ilurbeda en la zona montañosa del Sistema Central, ligado siempre a lugares situados cerca de pasos naturales.

En la iglesia de Narros contamos además con dos inscripciones  romanas dedicadas a los Lares Viales. La asociación  entre estos lares que tienen que ver con los caminos y la mencionada diosa indígena Ilurbeda podría parecer casual, pero la propia ubicación de la parroquia indica todo lo contrario. La iglesia de la Asunción domina  un altozano que controla el tráfico del Puerto de Menga –y por lo tanto el del Puerto del Pico– y el camino que comunica el primero con el Puerto de Villatoro. Es decir,  vigila  los pasos septentrionales de las dos grandes vías de comunicación de época romana que franquean la Sierra de Gredos.

Las dos aras a Ilurbeda buscaban facilitar la protección de la divinidad a las  personas y ganados  que transitaban por los puertos mencionados.

Es mucho lo que se desconoce y, por tanto, lo que se especula sobre el origen, tanto desde un punto de visto etimológico como etnológico, de esta divinidad a la que se otorga naturaleza femenina. En concreto, la raíz Ilur, tiene un marcado tinte ibero, por lo que dicho teónimo pudo ser una aportación foránea, pero ésta sólo ha dejado huella alrededor de este territorio, lo que por otra parte parece dar a entender que pudiera ser una divinidad local dentro de este concreto ámbito territorial perteneciente en buena parte a la  cultura vettona.

Otra de las muchas curiosidades de la iglesia de Narros es el grabado de un  tablero del Juego del Alquerque, esculpido  en una losa natural en las inmediaciones de la ermita.  El Alquerque es uno de los juegos más populares de  la Edad Media y se le tiene como el  verosimil antecedente  del Juego de las Damas.

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