Es un dolmen de corredor. Posee un larguísimo pasillo de más de diez metros, orientado al sureste, que conduce a una cámara ovalada de aproximadamente 6 metros de diámetro de la que se han conservado al menos diez ortostatos de considerables dimensiones. Varios bloques sobrepasan los dos metros de altura. Una rareza constructiva entre los dólmenes burgaleses es que el dolmen se dotó de un refuerzo exterior a la cámara cuyos modelos se encuentran en lejanos monumentos de la región portuguesa de la Beira. Se trata de un anillo peristalítico confeccionado con lajas ligeramente más pequeñas que las de la cámara y cuya función es proporcionar estabilidad a la cámara sepulcral e impedir el deteriorodel túmulo por la erosión natural.

Un esfuerzo técnico que revela el enorme grado de planificación y trabajo colectivo que suponía para estos reducidos grupos humanos la edificación de los mausoleos. Se estima que fueron necesarias alrededor de 78 personas para trasportar las lajas de piedras de la cámara y el corredor y que en la construcción del túmulo debieron que participar al menos 50 individuos durante 150 horas.

Una reciente investigación ha descubierto que la cámara sepulcral se ilumina de manera natural en el solsticio de invierno. En su recorrido por la cámara y el pasillo la luz del sol finaliza en el ortostato oriental del corredor. En esta laja se aprecian varios grabados rupestres. En concreto, se distinguen dos cuadrúpedos, un ramiforme y un sol. Los arqueólogos piensan que el dolmen intencionadamente se trazó e incluso comenzó a levantarse al inicio del invierno y qué en esa fecha precisa, mientras estuvo en uso el sepulcro colectivo, el lugar era objeto de importantes celebraciones rituales.