Monte de Valonsadero | Soria

VALONSADERO

CENTRO DE INTERPRETACIÓN DEL MONTE VALONSADERO

Arte Rupestre Postpaleolítico

Son alrededor de una treintena los lugares, pertenecientes al llamado Monte de Valonsadero, situado junto a la capital soriana, en los que distinguimos pinturas pertenecientes al llamado Arte Rupestre Esquemático.

Una extraordinaria densidad de paneles con arte prehistórico corrobora que estamos ante uno de los conjuntos más sobresalientes de toda la Península Ibérica de este particular estilo artístico. Los paneles pintados se encuentran a ambas orillas del arroyo de Pedrajas, en lugares en su mayor parte visibles desde lejos, disposición que, por ser común a muchos de ellos, se nos antoja intencionada. Que sean reconocibles a cierta distancia ilustra, siguiendo las teorías más aceptadas, que las covachas pintadas son algo así como los referentes territoriales de un determinado grupo tribal. Un hito que marca y delimita la zona de explotación agrícola del grupo y a su vez sirve de lugar de celebración de los ritos o ceremonias religiosas.

Las estaciones con Arte Rupestre de Valonsadero se caracterizan porque los motivos aparecen siempre pintados en color rojo y son de pequeño tamaño, menos de 20 centímetros.

Todos los abrigos pertenecen al mismo estilo artístico, el Arte Rupestre Esquemático, denominado así por la abstracción en la representación de los motivos. En Valonsadero se da la particularidad de la acusada abstracción de las imágenes y escenas, lo que dificulta enormemente su identificación y significado. Con todo, frente a un numeroso grupo de trazos y motivos de imposible asignación, reconocemos figuras humanas, animales y, aunque en mucho menor número, representaciones del sol. La agrupación de figuras permite a su vez elucubrar sobre posibles escenas de la vida diaria: pastoreo, recolección, caza, etc… Para algunos investigadores estos retratos de la existencia diaria certifican que estamos frente a una pintura narrativa, algo así como una escritura con imágenes cuyo significado en muchas ocasiones a nosotros se nos escapa, pero que eran perfectamente comprensibles por los hombres prehistóricos que plasmaban en las paredes sus tareas más habituales. Hay otras escenas en las apreciamos símbolos astrales, figuras de chamanes, personajes principales, que parecen oficiar ritos religiosos, o posibles danzas rituales. Este mundo simbólico conduce a pensar a la mayoría de los estudiosos que las representaciones pictóricas responden claramente a una intención religiosa, y, por tanto, reiterando la idea expresada anteriormente que los abrigos son santuarios en los que tenían lugar las ceremonias religiosas de los grupos humanos que habitaban en su entorno.

EL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO

Y EL CENTRO DE INTERPRETACIÓN DEL MONTE VALONSADERO

Como hemos mencionado hay más de treinta covachas en Valonsadero. Un itinerario señalizado nos conduce a nueve de ellos, sin duda con los más interesantes. Antes de visitar las estaciones rupestres conviene acercarse al Centro de Interpretación del Monte de Valonsadero en el que recibirá las explicaciones oportunas sobre el medio natural, geológico y por supuesto arqueológico de este singular paraje. También en el Centro de Interpretación se facilita una guía de campo sobre los paneles con arte rupestre que permite en gran medida su comprensión.

Covachón del Puntal

En la parte izquierda vemos un posible oculado. Una figura que normalmente, por su aparición en otros contextos, incluso en vasos cerámicos, se asimila con una máscara ceremonial de un personaje influyente, un brujo o chamán. A la derecha hay una curiosísima escena en que cuatro figuras humanas aparecen unidas por las manos. Hay dos personajes de mayor tamaño, situadas a los extremos, y una de ellas es claramente un varón, por lo que no es extraño que identifiquen a los personajes con una familia.

La Lastra

En este panel hay dibujados un nutrido conjunto de personas que rodean a tres personajes de mayor tamaño que en su cabeza portan un ostentoso tocado. El acusado movimiento de las figuras sugiere que asistimos a una posible danza ritual presidida por tres personajes influyentes.

El Mirador

Uno de los rincones con pinturas rupestres más interesante y enigmático. Vemos una inusual concentración de soles. ¿Una escena de tipo religioso concerniente al firmamento? En la parte inferior derecha hay un posible rebaño del que cuida una figura humana, un pastor.

Peñón de la Visera

En la pared vemos varias figuras posiblemente femeninas entre las que destacan las situadas en el centro que además portan una especie de faldellín. Una mujer sobresale por su tamaño y porta un objeto en su mano, un símbolo de su autoridad. ¿Viene esta escena a señalar la notable importancia de la mujer en estas sociedades prehistóricas?

Covacho del Morro

Es uno de los paneles más singulares y a la vez de más difícil interpretación. Hay pintados un conjunto de círculos en cuyo interior se delinean puntos, rodeados de otros motivos ondulados. Por su paralelismo con otros abrigos de la Península Ibérica se piensa que son máscaras rituales. Pinturas con las que ciertos personajes adornaban la cara previamente a la celebración de algunas ceremonias.

Peñón del Majuelo

Hay una interesante escena a la izquierda en la que están resumidos los modos de vida de las gentes prehistóricas. Hay un rebaño de animales del que cuida un pastor y junto a él una serie de líneas paralelas, tal vez la esquematización de un campo de cultivo. Ambas escenas ganadera y agrícola están presididas por el astro rey.

Los Peñascales II

El siguiente punto del itinerario nos aproxima hasta la conocida como Casa del Acueducto, una extensa vivienda de unos 1800 m² que da idea de la riqueza de los potentados romanos de la ciudad. Tiene 35 habitaciones situadas en varios niveles, unidas por escaleras.  El zócalo de las estancias es la propia roca arenisca, mientras que sus paredes se alzaban empleando  madera y adobe enlucido. Los aposentos principales, ubicados en la zona central de la residencia, lucían decoraciones murales pintadas muy coloristas.

LOCALIZACIÓN Y VISITA

Desde Soria, siguiendo la N-234, se llega a pocos kilómetros al desvío a la derecha que nos conduce a Valonsadero. El paraje ofrece una extraordinaria calidad ambiental.

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