Sólo conservamos el que debió de ser el relieve central del retablo, que representa la Natividad-Adoración de Jesús, figura desaparecida que ocuparía el centro de la escena. La Virgen se dispone a la izquierda, arrodillada -como el resto de los personajes-, y une sus manos en gesto de adorar al Niño. Frente a ella se sitúa San José, cuyas manos se han perdido, aunque mantiene el brazo derecho más elevado que el izquierdo, como en el retablo de Rieden, protegiendo probablemente la llama de una vela. Completa el conjunto la partera, que mostraría las palmas de sus manos en señal de admiración.
La escena se desarrolla junto a un modesto cobertizo, de cubierta vegetal a doble vertiente, bajo el que se abre un vano, por el que asomarían las cabezas del buey y la mula. Al fondo se elevan unos riscos, que convergen hacia el ángulo superior izquierdo y donde se ubican unas construcciones amuralladas rematadas en torres, un bosquecillo y algunas reses pastando.