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Tábara está situada en la comarca a la que da nombre, Tierra de Tábara, territorio con características propias, que participa de todas las comarcas circundantes; aunque muy próxima a la Sierra de la Culebra, al ocupar una depresión central tiene rasgos que la individualizan del resto. Esta característica topográfica hizo que fuera pronto zona de paso y también de establecimiento de gentes. Y entre los pioneros, los monjes, que van a dejar para siempre el nombre de Tábara unido al de los Beatos, esos códices miniados que son obras de arte y compendios del saber de la época. Aquí, desde el siglo IX se creó un monasterio dúplice, con más de seiscientos religiosos de ambos sexos, de gran pujanza hasta que encontró su muerte en una de las incursiones de Almanzor. Pero antes dejaron para la posteridad, en su scriptorium, entre otros, el Beato de Gerona y el de la Biblioteca Nacional, que consagraron como artistas primitivos al monje Magius y a sus discípulos, Emeterio y la monja Ende. Pero el que se acerque a ver la plaza se sorprenderá de un monumento dedicado a León Felipe: Y es que aquí nació el poeta en 1884.
La localidad, que ejerce de capitalidad de la comarca, tiene amplia plaza ajardinada y calles estrechas y rectas. La procesión discurre por las principales.
Los Danzantes y el Birria se visten en sus casas o, lo que suele ser más usual, en el Ayuntamiento o en un local del mismo. Allí deciden quiénes bailan cada una de las danzas, se dan consejos y se recuerdan detalles a tener en cuenta. Después, el domingo de Corpus Christi se va a recoger al Cura y al Alcalde, danzando ante sus puertas -el día del Carmen se recoge al Cura y al Mayordomo bailando también antes sus casas-. Todos se dirigen después a la iglesia al paso de jota o con alguna danza si viven lejos. Antes de entrar al templo interpretan un paloteo.
Los Danzantes ofrecen en el altar mayor los palos y las coronas; los músicos, la flauta y el tamboril; y el Birria, la máscara, la piel y las castañuelas. Durante la Misa nunca se danza.
Al terminar ésta, salen ya en procesión por las calles principales de Tábara. En función del día, el recorrido es más o menos largo. Durante él suelen interpretar “Señor mío Jesucristo”, “Las calles de Roma”, “La Pasión”, “Las vuelticas”, “Mambrú” y “Veinticinco de noviembre”. El día del Carmen, durante la procesión, los lazos que interpretan son “Entrada”, “Media Calle” y “Calle Corrida”. El Lunes de Pascua, fecha en la que se celebra la romería de San Mamés a la ermita del mismo nombre, situada a siete kilómetros de la localidad, se desplazan en coche y bailan lo mismo, pero vestidos de calle, para no estropear los trajes.
Al terminar la procesión, mientras se desvisten los Danzantes y el Birria, se pasa revista a lo hecho, para corregir fallos, se decide cuándo es la siguiente actuación y después se van a tomar un refresco o a comer juntos.