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Almeida de Sayago está situado en la penillanura sayaguesa, relativamente próximo a los Arribes del Tormes y del Duero. Es pueblo habitado desde la más remota antigüedad, como lo demuestra la presencia del dolmen “El Casal del Gato”, excavado por el P. Morán y lugar mágico como lo demuestran las numerosas cazoletas excavadas en rocas próximas diseñando dibujos diversos. En esto sin lugar a dudas mucho han tenido que ver los cercanos Hervideros de San Vicente, es decir, surgencias de aguas sulfhídricas, que, por su singularidad, atrajeron a gentes de distintas culturas. Hoy allí ha renacido un balneario del siglo XIX. Paisajísticamente también destacan las “riberas”, especialmente en primavera, muchas cruzadas por pontones de raigambre popular.
Y puente importante, de traza actualmente medieval, por más que se le quiera ver romano, es el que salva la rivera de Belén en la localidad. La iglesia del siglo XVII muestra en su interior el gótico final y sobriedad en el exterior; guarda como joya el cuadro de la Virgen del Carmen protegiendo a Santa Teresa y otros santos carmelitas, obra de Carreño.
Aunque recorre algunas calles de la localidad, la mayor parte de la función, discurre en la plaza, junto al Ayuntamiento. La celebración actual consiste, desde la salida de un local del Ayuntamiento, en un recorrido por las calles próximas, persiguiendo a chiquillos, mientras el Vaquero arroja paja a los que encuentra. Hay momentos en que la Vaca acomete al Vaquero descuidado, que se defiende con la cacha. Últimamente, se suelen tirar caramelos al suelo para que los chiquillos vayan a recogerlos, momento que la Vaca aprovecha para atacarlos.
También suele acometer al pelele denominado en la localidad Pedro Pajas, al que últimamente llevan a pie y lo dejan en el suelo para que la Vaca lo embista. No obstante, hay años que sale a lomos de un burro y, cuando la Vaca hace acto de acometer al burro, éste sale corriendo, tirando al suelo al pelele, lo que suele provocar el alborozo entre los chiquillos. Es curioso constatar que en el pueblo soriano de Muriel de la Fuente (Soria) también salía otra Vaca y otro pelele llamado Perico Pajas, con actos similares al nuestro. Ya intuía Caro Baroja que no había que extrañarse por ver modelos de fiestas similares separadas por muchos kilómetros de distancia. Y, añado yo, máxime cuando las condiciones socioeconómicas de ambas zonas son similares.