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Pozuelo se halla en una amplia llanura, entre dos alineaciones de la Sierra de la Culebra. Llanura laborada de antiguo para arrancar el cereal al terreno, frente a los densos encinares, robledales y quejigares de los montes cercanos, donde medran ciervos y corzos. Esta posición la hizo también hito en el camino, que transita hacia Galicia, quizás en torno a un pequeño pozo dentro de la secarral llanura.
En sus proximidades florecieron importantes monasterios, como el de dúplice de Tábara, el de Moreruela de Tábara y el de Moreruela.
La petición de aguinaldo recorre todas las calles del pueblo. Además, el acto protocolario de ir a recoger al Alcalde de la localidad antes de la Misa hace que varíe el recorrido en función del que ocupe tal cargo en cada momento. Un buen punto de referencia para los actos principales es la plaza en la que se encuentran iglesia y Ayuntamiento.
Comienzan los primeros actos festivos el 7 de diciembre, con la invitación por parte del Tafarrón y de la Madama a chocolate a todo el pueblo. Desde ese día y hasta el 25 de diciembre, salían los mozos –antiguamente sólo los Mayordomos- tocando cencerros por el pueblo todos los miércoles, sábados y festivos; ahora ya lo hacen los Entrantes los fines de semana anteriores, pues no suelen vivir en la localidad.
El día 25 de diciembre, por la tarde, los Alcaldes reúnen a los ya escasos mozos o van por sus casas para pedir voluntarios para ser Entrantes. A continuación los Mayordomos se dirigirán a la iglesia para bajar a San Esteban de su altar y colocarlo en las andas en las que procesionará al día siguiente. Existe la creencia popular que el que baje al santo será elegido posteriormente en el sorteo Tafarrón, lo que provocaba ciertas peleas antiguamente por hacerlo.
A la caída de la tarde se cantan en latín las Vigilias en la iglesia, con la intervención de los Mayordomos, portando incensario, cruz y faroles al acompañar al sacerdote. Terminado el acto litúrgico, el pueblo, en la plaza, pide a gritos la presencia del Tafarrón y la Madama, que aparecen con los trajes cambiados y golpeando a cuantos les impiden su marcha hasta la puerta de la iglesia , donde les esperan las autoridades. Desde aquí toda la comitiva se dirige a casa del Alcalde del pueblo, quien los obsequia con un refrigerio. Aquí la Madama echa “los vivas” a todos los presentes.
Por la noche, hay un baile, al que pueden asistir todos los que quieran vestidos de Tafarrón y de Madama; lo que suelen hacer todos los que han desempeñado estos puestos en años anteriores. Los últimos en entrar son los del año, gritando y saltando.
El día grande es el 26, San Esteban. Los Entrantes no suelen acostarse esa noche y van de madrugada a con los cencerros a despertar a los Alcaldes, al Tafarrón y a la Madama -también al Dulzaneiro y Tamborilero cuando vivían en el pueblo- para que empiecen la cuestación y la felicitación de las Pascuas casa por casa. Este recorrido lo hacen de forma separada; por una parte y delante, los Alcaldes; por otra y detrás, el Tafarrón y la Madama, de modo que nunca coincidan en la misma casa. Nosotros hemos visto en el año 2011 como coincidieron en una casa y el Tafarrón les golpeaba sin piedad con su pelota. Al abrirles la puerta, suelen decir: “Feliz Navidad en compañía del Niño Jesús y de quienes más quieras”, siendo invitados a dulces y licores, al tiempo que reciben el aguinaldo, hoy ya sólo monetario.
A media mañana cesan en la cuestación, para, con los Mayordomos, de los cuales el Mayor porta el “ramo” con manzanas y naranjas como adornos, y con una moza, que lleva el “bollo maimón” y pan para ser bendecido, van a buscar al Alcalde del pueblo para acudir a la iglesia. Lo hacen corriendo hacia adelante y hacia atrás, dando saltos y levantando los brazos. Del templo inmediatamente sale la procesión, con San Esteban, representado como un joven con dalmática, llevado en andas por los Entrantes. Se para la comitiva a unos metros de la iglesia, para que Tafarrón y Madama acudan por tres veces en carrera y dando saltos a hacer la venia al santo, siendo sólo en una de esas carreras en la que el Tafarrón se pone la máscara durante toda la celebración. El resto del tiempo durante todos los días sólo la lleva colgada a la espalda.
Durante la Misa el párroco bendice las ofrendas del ramo, el bollo maimón y el pan. A continuación, entra el Tafarrón en la iglesia sin su vestimenta tradicional y se sitúa de rodillas al lado del sacerdote para que exclusivamente los hombres le den algo, al tiempo que besan la estola del cura; en esa entrega de “obsequios” al Tafarrón suelen darse especialmente cosas de broma para provocarle y que luego los persiga. Acto emotivo también es cuando entra la Madama llevando al último niño nacido en el pueblo para ofrecerlo también. Después de la Misa se reparte el pan bendito entre todos los asistentes, después de besar la reliquia del santo.
Tras la función religiosa, mientras el Cura con las autoridades va a bendecir la comida a la “Casa de la Función, el Tafarrón y la Madama comienzan a correr detrás de los vecinos para pedirles el aguinaldo, golpeando con pelota y castañuelas a los que no lo dan. Es el momento también en que los mozos pretenden arrancar la muñeca de la espalda de la Madama, siempre defendida por el Tafarrón.
Por la tarde, los Entrantes subastan el “ramo”, si es que consiguen defenderlo de los ataques de los mozos, que intentan arrebatarlo y la mayor de las veces lo consiguen. Más tarde, se desarrollan las “votaciones”, una especie de parada militar. En una calle, se organizan dos filas con todos los mozos del pueblo, con los Alcaldes a la cabeza y los Entrantes al final. Entre las filas, para poner orden y disciplina, se mueven el Tafarrón y la Madama con pelota y castañuelas respectivamente. Al mismo tiempo, los Alcaldes van haciendo “votos” por cada uno de los mozos que van en las filas, al grito de “voto por fulano”. El problema surge cuando de improviso gritan “voto por el Tafarrón”, en el que todos salen corriendo perseguidos por Tafarrón y Madama, para volverlos a las filas. Termina el día con chocolatada, a la que han invitado los Entrantes casa por casa el día anterior, y baile.
El 27 de diciembre se celebra San Juan de Navidad, con persecuciones y cuestaciones después de la Misa. Tras ella y antes de la comida, con gran expectación, los Alcaldes organizan un corro cerca de la iglesia, donde se procede al sorteo público de los futuros Tafarrón, Madama y Alcaldes poniendo papeletas en el sombrero de la Madama, que son extraídas por los Mayordomos, por orden de edad, bajo el control de los Alcaldes. Es un momento de emoción y de lágrimas, pues todos quieren ser Tafarrón. Los nuevos Tafarrones, a continuación, con las vestiduras de los anteriores, recorren el pueblo para darlo a conocer.
Terminan las celebraciones con el “baile fiao”, durante el que Tafarrón y Madama pueden obligar a bailar a quienes quieran y los Alcaldes, momentáneamente, pueden hacer de Tafarrón y Madama.