Una de las familias de mayor personalidad dentro de las ermitas abulenses, salmantinas y zamoranas es la que conforma el grupo de ermitas, de diferentes advocaciones, relacionado con la sacralización de determinados espacios de la naturaleza, en especial de rocas, árboles, aguas, fuentes o montes, con la finalidad de tener un control sobre unos recursos críticos o de especial valor económicos y simbólicos para las comunidades locales. Se da la circunstancia de que además la propia advocación –especialmente la fitotoponímica- da cuenta de esta relación mariana con la naturaleza.
Devociones a las aguas, rocas y árboles
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