Fuente Salina (o Teso de la Fuente) es un gran poblado de más de veinte hectáreas que fue ocupado de manera ininterrumpida desde la primera Edad del Hierro hasta época medieval. Se instala sobre una pequeña elevación que domina el paisaje, aunque las excavaciones arqueológicas se han realizado en un espacio llano a orillas de la Laguna de La Fuente.
Los restos recuperados pertenecen en su mayoría a la primera Edad del Hierro, y consisten en varios hogares circulares de escaso tamaño y rellenos de cenizas, dos placas de combustión de forma rectangular y con rebordes que están confeccionadas con barro rubefactado, y el derrumbe de lo que pudo ser un horno de arcilla cocida de algo más de un metro de longitud y unos 50 cm de anchura.
También comparece en este enclave un pequeño pozo con paredes endurecidas y enrojecidas por el fuego que se fecha en una época posterior, coincidente con la Tardoantigüedad (Siglos V y VI d.C.)
Una prospección geofísica del terreno, mediante un magnetómetro de cesio, ha revelado así mismo la existencia de grandes estructuras de combustión, muy posiblemente hornos, así como de canales de comunicación entre ellos.
El carácter parcial de la intervención y la naturaleza de los restos, que bien podrían ser interpretados como parte de un complejo doméstico, impiden aventurar que los usos practicados en este sector del yacimiento, tanto en la fase prehistórica como en la más reciente, estuvieran vinculados al aprovechamiento de los recursos salinos. Sin embargo la cercanía del reborde lagunar, la reiteración de las estructuras de combustión y las huellas detectadas en la prospección magnética, podrían avalar la posibilidad de que nos encontráramos ante una factoría salina. Pese a todo, la escasez de fragmentos cerámicos y la ausencia de otros elementos de briquetage, obligan a pensar en un procedimiento ligeramente distinto al constatado en los otros dos yacimientos.