Alfares de la morería
Una vez instalados en la morería, los alcalleres (como se intitulan en los documentos notariales) continuaron con su actividad alfarera, dedicados a la elaboración de vajilla de mesa y, con el tiempo (a partir de los primeros años del siglo XVI), de azulejería. Por lo que sabemos, muchos de sus talleres se concentraban en una serie de manzanas paralelas al muro sur de la segunda muralla de la villa que cercaba también el barrio y que finalmente dieron origen a que la calle hacia la que se abrían los talleres pasara a llamarse de los alcalleres en lugar de la original de Carnicería. Los talleres estaban incorporados a los suelos de sus viviendas y habitualmente contaban con un obrador y una cámara que albergaba los hornos.A finales de los pasados años 80, se intervino arqueológicamente en la manzana de forma triangular sita entre las actuales calles de Menéndez Pelayo y Santa María (antigua Alcallería), donde se documentaron varios hornos y testares de la etapa morisca. Allí se elaboraban sobre todo platos y escudillas esmaltadas en blanco propias de la vajilla de mesa de esa centuria.Pero en esas fechas, los alcalleres moriscos comenzaron a elaborar azulejos, primero en relieve (de arista) pintados en azul, verde y melado sobre blanco, y más tarde planos (pintados) en azul, amarillo, naranja y blanco, sumándose así a la moda imperante en toda la península. De los alfares de Juan Rodríguez, Juan Lorenzo, Francisco de Alba o los Alcalde salieron los azulejos que adornarían zócalos y suelos de fortalezas, palacios, iglesias y monasterios de la ciudad y de otras localidades de la cuenca del Duero.