El carbón ha constituido durante los últimos 150 años la principal sustancia mineral que se ha explotado en la provincia de León. Los carbones leoneses son hullas y antracitas procedentes de la acumulación de materias vegetales en el período Carbonífero de la era Paleozoica, con una antigüedad de 300-360 millones de años. Las cuencas mineras se encuentran repartidas por toda la zona norte de la cordillera: Valderrueda, Sabero, Ciñera-Matallana, La Magdalena, Villablino, Fabero-Sil y Bembibre.
Los primeros registros de minas de carbón se producen en el siglo XVIII en la zona de Bembibre, cuando al construir el Camino Real se descubren varias capas de carbón mineral. En la segunda mitad del siglo XIX se empieza a gestar la explotación industrial de los recursos carboníferos de la provincia de León, ligados al progresivo desarrollo industrial y urbano del país, donde ya se empieza a construir una red de ferrocarriles que posibilitarán un transporte económico frente a los tradicionales carros. La Revolución Industrial llega a nuestro país –aunque con un notable retraso frente al resto de países europeos– haciendo que las minas de carbón prosperasen según la facilidad del transporte, por lo que el desarrollo se produce de Este a Oeste a medida que se van construyendo las vías de comunicación.
Son varios los hechos relevantes en el desarrollo de la minería del carbón en León:
- Proyecto siderúrgico de Sabero (1845) para la fabricación de hierro y la venta de carbón en los mercados de la capital de España.
- Construcción del ferrocarril La Robla-Valmaseda (1890) con objeto de suministrar combustible a la industria siderúrgica vasca.
- Construcción del ferrocarril Ponferrada-Villablino (1918) para dar salida hacia los mercados nacionales de los carbones de la cuenca de Villablino.
Una vez dotadas de comunicaciones las diferentes cuencas mineras, su evolución y desarrollo va ligado a las diferentes coyunturas económicas y políticas. Destaca el período conocido como la "orgía hullera", coincidente con la I Guerra Mundial (1914- 1918) en el que el carbón alcanza un elevado precio para la exportación a los países en guerra y se abren numerosas explotaciones.
Tras la "orgía hullera" se produce el cierre de la mayoría de las explotaciones por falta de rentabilidad y escasa o nula dirección técnica. En los años 20 del pasado siglo las grandes empresas construyen diversos pozos verticales: Herrera Viejo, en Fabero y el Pozo Ibarra en Santa Lucía de Gordón.
Otro de los momentos de mayor actividad en la minería del carbón se produce después de la Guerra Civil Española (1936-1939). Es un período conocido como "autarquía", ligado a la reconstrucción del país y a la búsqueda de una independencia energética y de materias primas. La totalidad de las cuencas leonesas entran en un período de desarrollo importante. En las décadas de los 40-50 se proyectan y ejecutan diversos pozos verticales que permiten la profundización de las explotaciones, como el Herrera II de Sabero, Pozo Julia de Fabero, Calderón y María, en Villablino, Malabá, en Bembibre o el Pozo Balanza, de Santa Lucía de Gordón.
La electrificación progresiva de los ferrocarriles españoles y la entrada en el mercado de nuevos combustibles derivados del petróleo para calefacción (fuel-oil, gasoil, gas), supuso un notable recorte en el consumo de carbón en los años 60-70. Sin embargo, la crisis del petróleo de los 70 y la construcción de las centrales eléctricas en las inmediaciones de todas las cuencas leonesas dio lugar a un nuevo despegue de la minería del carbón. Es en este período cuando se desarrollan las grandes minas a cielo abierto. Con diferentes altibajos, se mantuvo la actividad hasta la primera década del siglo XXI, momento en el que se inicia ya el cierre de todas las unidades de producción, ante las muchas restricciones ambientales y la nula demanda de las centrales termoeléctricas, en pleno proceso de desmantelamiento.