Una Mirada Antropólogica

Historia de la Sierra de Francia

La Sierra de Francia salmantina ha estado siempre recorrida por mitos y leyendas, la cueva de la Mora Quilama, la última batalla del último rey Godo, Don Rodrigo, El valle de Batuecas, los batuecos, La Virgen de la Peña. Poblada desde antiguo los restos arqueológicos no dejan lugar a dudas, asentamientos de época visigoda, las minas romanas de las Cavennes.

Alrededor del año mil, envueltos desde el S. VII en los enfrentamientos con el mundo musulmán, esta era una tierra de nadie, pero como ya descubrieran los romanos, el sur de la provincia de la que hoy es Salamanca era el paso natural hacia el norte, la Via de la Plata por el occidente.

Alfonso IX de León organiza una nueva repoblación de la Sierra de Francia para afianzar la zona que en esos momentos era fronteriza con Castilla y línea de penetración de los musulmanes. La repoblación implicaba también la fortificación de la zona desarrollada entre los siglos XII y XIII, contó con numerosos francos gracias al papel desempeñado por Raimundo de Borgoña, noble francés casado con la que terminaría siendo la reina Urraca I de León, la primogénita de Alfonso VI. Estas repoblaciones trascurrieron desde 1188 a 1230 .

Se creó en 1213 el concejo de Miranda del Castañar elevándola a villa y pasando a depender de la misma la mayor parte de la comarca, aunque algunas localidades de la actual demarcación quedaron fuera de esta jurisdicción, entre ellos La Alberca territorio de realengo  que  dependía directamente de la monarquía leonesa.

En el siglo XV la Sierra de Francia vivió la fundación del Convento de Gracia la fortificación de San Martín y el hallazgo de la Virgen de la Peña de Francia (1434). En estos años hubo más fundaciones religiosas como el convento de frailes franciscanos de Santa María de Gracia (San Martín del Castañar) en 1430 el convento de monjas del Zarzoso (1444), la residencia de invierno de los dominicos de la Peña de Francia en el Maíllo y finalmente en 1599 los Carmelitas descalzos en las Batuecas.

La nómina de conventos es extensa para tan menguado territorio, quizás algo tuviera que ver la existencia de aljamas judías y moriscos en estas tierras.

Se atestiguan hospitales de peregrinos en La Alberca, Cepeda, Mogarraz, y San Martín del Castañar.

El Camino Mozárabe del sur, por la antigua Via de la Plata romana, se desviaba hasta la Peña de Francia.

 

En 1457 el rey Enrique IV de Castilla funda el Condado de Miranda, al que se adscribirá parte de la región, a pesar de que parte de la población se sublevó contra el primer conde de Miranda, Diego López de Zúñiga. Por su parte, La Alberca y la zona oeste continuaron adscritos a la corona, hasta que Fernando el Católico, la cedió a la Casa de Alba bajo la jurisdicción de la villa cacereña de Granadilla.

 

Es al comienzo de la Edad Moderna cuando la Sierra de Francia adquiere su identidad que nos llega hasta hoy. Cuando los reyes Católicos decretan la expulsión de los judíos y más tarde y otro rey el de moriscos de España, se produjo el asentamiento en esta zona de muchos conversos de estas etnias. Su influencia se nota con fuerza en  las calles estrechas, tortuosas y laberínticas, los voladizos de las casas cierran el paso al sol consiguiendo ese ambiente acogedor reservado e íntimo que caracteriza a los pueblos árabes y a las juderías. Por otra parte, la necesidad de mostrar al exterior su condición de cristianos, siendo conversos,  hace que en muchos dinteles de las puertas estén grabados símbolos cristianos, “Ave María”, “JHS” en demasiada profusión.

 

Estamos sin duda alguna en un territorio donde convivieron las tres religiones y culturas de forma natural. Mogarraz y la Alberca deben sus nombres a vocablos de orígen árabe y también encontramos un Tornadizo. Tampoco cabe duda que muchos se convirtieron y se quedaron.

Será en el siglo XVI cuando Miranda del Castañar y La Alberca se conviertan en las principales poblaciones de la sierra. En este siglo; concretamente en 1557 se funda el monasterio San José de Las Batuecas, y Lope de Vega se encarga de difundir el nombre del Valle de las Batuecas, en su obra “Las Batuecas del Duque de Alba”.

En 1833 con la reorganización territorial, la Sierra de Francia, pasa en su totalidad a formar parte de la Provincia de Salamanca, siendo Sequeros la principal población, en términos administrativos. En la actualidad el partido de Sequeros desapareció dividiéndose sus municipios entre los partidos judiciales de Ciudad Rodrigo y de Béjar

Judios Moros y Cristianos

Base Social y Cultural en la Sierra de Francia

Groso modo hemos hecho un viaje por la historia, que guarda la instrahistoria  y se refleja en su cultura mestiza, ecléctica y rica.

Dicen que el pasado es un país extranjero donde las cosas se hacían de otra manera. Para acercarnos a aquello lejanos tiempos hemos de hacerlo con una mirada sin prejuicios.

En efecto, Antonio Cea en su Tesis Doctoral Antropologia regional reflejada en las joyas de la Sierra de Francia y Candelario, ss. XV al XX nos da cuenta de la importancia de judíos y moriscos en la Sierra.

Antes de adentrarnos en ello, hemos de tener en cuenta tres puntos, el primero, como dicen, La historia es un territorio extranjero donde las cosas se hacían de otra manera  , no podemos mirarlo con juicios venidos de otra época. Las tres religiones y culturas vivieron en nuestro suelo. No siempre había revueltas, no siempre se vivía en paz. Unas veces las instituciones les ampararon, otras no.

En segundo lugar la pronta expulsión de los judíos, motivada en parte por rencillas de carácter religioso -social, y en buena medida por estar los pecunios de los préstamos a loas diferentes instituciones en sus manos, pronto creó un sustrato de odio hacía el judio. Recordemos que hubo mucha población conversa  que pudieron reprimir los hechos religiosos, pero no así otras tradiciones culturales que fácilmente se sumarán al común.

De los conversos quedan importantes signos para expresar su fiel y devota conversión. La Inquisición tuvo casa en La Alberca, y labrados en un porcentaje elevadísimo de dinteles de las puertas encontramos referencias cristianas.

 

Dinteles en las puertas dónde encontramos referencias cristianas

Y en tercer lugar, y para los judios sobre todo, que por sus profesiones tenían que dejar por escrito mucha documentación, al quedar en abundancia fuentes escritas n os puede hacer distorsionar su importancia económica.

   La aljama de Miranda era una de las seis más importantes de los obispados de Salamanca y Ciudad Rodrigo con judíos con caudales copiosos y tierras arrendadas en el S. XIV.

La tradición de banqueros y prestamistas judíos de Miranda y San Esteban de la Sierra es rastreada ya en el S. XIII, algunos ostentaban cargos públicos de cierta importancia “y en cuyas manos estaba no solo la economía de particulares, sino la de los propios Concejos

En su Tesis, Cea desgrana como los judíos después del Decreto de Expulsión de los Reyes Católicos son motivo de infinidad de afrentas, y destaca la importancia que estas etnias tuvieron en muchos sentidos aunque disiente de una arraigada creencia que se da en La Alberca: la procedencia judía del traje de vistas de La alberca y Mogarraz:

“Que muchas familias actuales descienden de conversos es indudable. El judío se ajusta a las costumbres de los pueblos en que habita, mimetizándose sobre todo en sus ropas hasta tal punto que son obligados a usar ciertas prendas distintivas. Serla pues difícil mantener la teoría de la influencia judía en el traje de la Sierra de Francia. No podríamos decir otro tanto en el caso de la población mora en estas tierras, los cuales aún siendo un núcleo mucho menos influyente que el judío,-incluso numéricamente-pudieron tener mayor ascendencia sobre la indumentaria serrana”

Se refiere a la moda a la morisca, que proveniente de Andalucia se europeizó y volvió a la península como verdadera moda.

 

Cuando existía un concejo propio de judíos se denominaba Aljama, en otros casos se habla de moradores.

Tras la orden de expulsión en el S. XVI ya hay pocos testimonios de su existencia, quizás en un intento de pasar desapercibidos.  Los conversos necesitaban hacer gala de su conversión, familias endogámicas dejan de serlo y con su economía saneada no van a tener problema de unión con familias nobles de cristianos viejos. E incluso dejan de vivir en las antiguas juderías. El “marrano de San Antón” tan típico de La alberca tiene su origen en esta ostentación que hacían los conversos de comer cerdo, como todos.

En el S. XIII los judíos de esta serranía tenían una posición importante dentro de la sociedad , ostentaban cargos públicos, eran banqueros y hacendados con tierras.

En el S. XIV los núcleos de prestamistas de Miranda del Castañar y San Esteban de la Sierra  parece tener aún más vigor que en el siglo precedente . El concejo de La Alberca, sigue recibiendo préstamos de judíos.

Típico de la zona es el humilladero de SAN ESTEBAN DE LA SIERRA, que según Antonio Cea, atesora la mejor iconografía pictórica del judío de la Sierra de Francia;

La categoría de que gozaban los judíos entre ellos mismos y entre el resto de la población que habitaban era muy desigual. La Aljama estaba compuesta por personas y familias con un prestigio secular, que habían ocupado tradicionalmente cargos públicos, muy ricos prestamistas en cuyas manos estaban las finanzas de la comarca a quienes personas y concejos les debía dinero.

Un segundo grupo de apoyo era aportado por judíos con extensas haciendas, quizá las mayores y mejor labradas tierras. Por último y a la cabeza la familia del rabino. Los judíos homes buenos de condición más baja solían tener el oficio de jornalero, con alguna pequeña tierra y el resto menesterosos  con conocimiento de algún oficio en el arte de la plata, curtidos, Arriería y el comercio. Los judíos se instalaban en lugares con un cierto florecimiento económico o lugares estratégicos, paso obligado entre comarcas, centros de mercado y zonas fronterizas.

Estando los oficios menesterosos en manos de judíos y moriscos, no es de extrañar que la rica tradición que conservó la sierra de Francia en artesanías provinieran de estas etnias.

 

Con la orden de expulsión se cometieron desmanes contra la población judía, unos con tierras arrendadas les pagaron las tierras mal o no les pagaron, según Antonio Cea “ Esta ley favoreció sin duda la economía de muchos moradores de la Sierra”

 

Los conversos que se quedaron o regresaron tuvieron que mantener constantes juicios contra los renteros.

No sólo los judíos poblaron estas tierras, en Miranda del Castañar nos encontramos con el más antiguo asentamiento moro en el 767.  La población mora de Miranda del Castañar en el siglo XIII debió de ser bastante populosa. Ya para el XV se ordena a todas las Aljamas de moros en estos obispados de Ciudad Rodrigo y Salamanca el pago de un castellano de oro por persona.

La Importancia de moriscos en San Martín del Castañar y tierra debía de ser grande.

. En el siglo XVIII los apellidos "Moro"y "Monises" aparecen representando diversos oficios como carreteros, texedores, zapateros y maestros de cantería.

Al problema de la expulsión de los moriscos, se opone a finales del XVI la acogida que comienza a darse a los musulmanes que acuden -de Africa con la condición de que se conviertan. A1 mismo tiempo existe una contrarreacción por parte de algunos que dicen que son indeseables. Hubo bereberes que aprovecharon el estrecho y pidieron el bautismo. En el S. XVII todavía se rastrean pruebas de "Limpieza y, Nobleza de sangre".

La labor de alarifes y carpinteros mudéjares está representada desde época temprana en las Sierra de Francia y debió de ser ininterrumpida desde el XIII al XVI, artesonados de las iglesias de Linares de la Sierra, San Miguel de Valero y Valero, San Esteban de la Sierra, Miranda del Castañar, San Martín del Castañar y Sequeros y en el S. XVIII todavía se encuentran trabajando maestros moriscos de cantería

Desde mediados del- siglo XVI hasta el tercer decenio del XVII inclusive abundan en los libros de fábrica (parroquias de Sotoserrano y Miranda) referencias al uso de telas moriscas sirviendo en diversas funciones del culto.

 

“Es patente que las modas "moriscas" han arraigado y pervivido en la sierra como ninguna otra. A pesar de todo la moda se extiende por Europa en el XV, como corriente exótica y vuelve a España como moda "europea", de donde por otra parte seguía siendo ropa de cada día en tantas y tantas familias.”

 

De momento tres religiones y tres culturas se amoldan y conviven en la Sierra de Francia, no cabe duda que unos y otros contribuyeron al bagaje cultural que existe hoy.

La sierra de Francia de Salamanca además de este rico pluralismo en el que vivió ha tenido y tiene una larga tradición de arrierismo y comercio.

Cuando en la década de los años 80 del pasado siglo se empezó a entrever la posibilidad del turismo rural para la Sierra de Francia, empezó a extenderse una creencia sobre esta, de lugar que mantiene sus tradiciones por un cierto aislamiento consecuencia de la dificultad de su geografía. Lo que quizás fuera cierto para los años del desarrollo viario de la red de carreteras para esa mitad de siglo XX no lo era en absoluto para los siglos anteriores donde los serranos, gracias al oficio “arriero” trajinaron en el comercio a muchos lugares de España , llevando y trayendo, trajinando, objetos de cultura.

La Arriera Serrana

“Pocos pueblos como este conocen tan bien los caminos de la Península trayendo y llevando mercaduría, trayendo estudiantes desde Lisboa a los estudios de Salamanca 'subiendo a por telas y mulos. En los siglos XVI y XVII los serranos consideraban ya la arriería como en decadencia!. De hecho este oficio se ha mantenido con vigor hasta hace unos pocos años

Nada tuvo la cultura de la Sierra de Francia de cerrada o aislada. Con una economía basada en el pastoreo, el cultivo de villa, el lino, el carbón y la cera, cuando los Señores transformaron los pastizales comunes en bosques de caza los serranos se vieron forzados al trato de la arriería para sobrevivir.

Las Ordenanzas locales de Miranda y las albercanas del XVI hacen hincapié en cuidar que la madera que se corte para la construcción de carretas, para la arrieria u otros oficios, sea la estrictamente necesaria, no permitiendo, en este caso, la venta de maderas a forasteros.

Está confirmada la arriería albercana por esa zona en los siglos XV-XVI y el comercio de paños y otras mercaderías.

Tal era así que era necesario para la población repobladora la protección de aquellos oficios que les eran más necesarios, como los telares en Miranda, el comercio del vino impidiendo que se vendiera allí, o el carbón. Así Los trajinantes de la Alberca estaban eximidos de pagar impuestos a la entrada de población alguna, ciudad o villa o lugar, ni les cobraban sisa por la compra de cebada, sal o paja.

Antonio Cea desgrana, en su Tesis tan citada en este capítulo, estos caminos mediante las fuentes de la época:

En las Ordenanzas de 1678, La Alberca, se define a los naturales como esencialmente dedicados al trato y negocio de la arriería, Herguihuela entre otras cosas atendía  el servicio ordinario de estudiantes del partido de Lisboa, que vienen a tomar grados al estudio de Salamanca . En siglo XVII, encontramos a Arrieros de Casas del Conde en Almeida (Portugal) y Arrieros albercanos que traen estudiantes de Santiago, Valladolid y Granada al estudio de Salamanca y se sientan y matriculan con ellos, confirmándose  una vez más la vinculación con la Andalucía.

Se confirma el comercio y trato entre la Sierra de Francia y tierras de la Bañeza  en 1672 y habría que suponer un contacto a nivel de caminos y puntos de destino y de oficio, lo que puede ayudar a desvelar las muchas "coincidencias" entre ambos pueblos ,sobre todo en lo referente a la indumentaria.

En el siglo XVIII comienza a destacar la villa de Monforte entre todas las serranas como cantera de arrieros que hacen el camino de Andalucía.

 

No podemos concluir  si el BORDADO POPULAR SERRANO se originó en la sierra de Francia, caldo de cultivo tuvo en mayor abundancia, el trato de la arriería era vehículo indiscutible de mercancías que expresaban tendencias artísticas,y todas las culturas, siempre se han basado en ir aceptando como propias cracterñisticas antes ajenas. La rigidez con que ha llegado a nuestros días el collarín del cuello nos habla de procedencia morisca, al igual que el horror vacui, pero es indiscutible que en el siglo XX es donde ha pervivido este tipo de bordado popular.