Se trata de un templo pequeño, de sillarejo y mampostería, de formas cúbicas en el que se aprecian distintos añadidos y reformas. Es de nave única con cabecera cuadrangular y potente espadaña a los pies, a las que se han ido sumando otros cuerpos; un pórtico de entrada al sur y entre éste y la espadaña un almacén, una sacristía y una cilla adosadas a la nave por el noroeste. Su difuso origen y la presencia de nuestras pinturas murales, sitúan su construcción como poco en el siglo XVI.
Hasta hace no tanto tiempo toda la iglesia se encontraba encalada, pero gracias a una importante restauración acometida en el año 2018 podemos disfrutar de un singular conjunto pictórico que tapiza por completo toda la capilla mayor. Su originalidad radica fundamentalmente en la utilización de dos sistemas decorativos diferentes que, hasta ahora, sólo habíamos identificado puntualmente en la iglesia salmantina de Carrascal de Velambélez, por un lado la pintura mural y por otro –de manera masiva– el esgrafiado sobre mortero.
Así, los tres muros de la capilla se muestran completamente cuajados de labores decorativas esgrafiadas de filiación renacentista, dispuestas en varios registros. Entre este horror vacui distinguimos grutescos, motivos a candelieri, ornatos fitomorfos, animales fantásticos, medallones con bustos, arquerías de medio punto, jarrones y pebeteros, etc.
No sabemos lo que ocurrió en el testero, pues su centro está oculto por un gran de retablo de talla, pero en el medio de los paramentos laterales se pintaron sendos paneles que se integraban dentro de las aludidas composiciones. El del lado del Evangelio se organiza en dos registros que generaban ocho encasamientos arquitectónicos para acoger las siguientes figuras y escenas: San Gregorio Magno, San Antonio abad, el arcángel San Miguel y un santo obispo; la Anunciación, Santa Catalina y San Julián. En el muro frontero los recuadros tan sólo son tres con: San Antonio de Padua, Santiago en la Batalla de Clavijo y San Martín partiendo la capa con un pobre.
Acrecienta su interés el hecho de que en diversas inscripciones se indiquen los nombres de las personas devotas que promovieron y/o costearon la obra.