Inventario de cavidades arqueológicas de la provincia de Burgos
En 2016 se revisó el Inventario Arqueológico de Cavidades de la provincia de Burgos, observándose el alto potencial de este tipo de patrimonio cultural y su escasa representación en el inventario arqueológico provincial. Con 88 elementos registrados anteriormente, se añadieron 315 cavidades durante la primera fase de trabajo, que aumentaron a 652 tras los resultados de la segunda fase (2017), aún no finalizada.
La cronología de los yacimientos se sitúa entre el Paleolítico Inferior y la Edad Media, respondiendo a varias tipologías: la primera, de asentamientos en las entradas de las cavidades (espacios de conexión y tránsito con el exterior); la segunda, de yacimientos relacionados con actividades simbólicas en las zonas interiores –oscuras–. También se han identificado elementos de tránsito por el interior de las cuevas y yacimientos de más difícil interpretación.
Durante el año 2017 se han prospectado y documentado hasta 224 cavidades artificiales. Muchas de ellas han servido como lugares religiosos y eremíticos en la Alta Edad Media y forman importantes conjuntos en el valle del Ebro y en menor medida en el valle del Duero.
En este inventario se han omitido las arquitecturas urbanas excavadas en roca, como es el caso del conjunto de bodegas de Aranda de Duero (declarado bien de interés cultural) o el de Castrojeriz, así como las construcciones rurales de Rojas o Quintanilla de San García, que formarían parte de los bienes integrantes del patrimonio etnográfico.
En definitiva, este tipo de evidencias, repartidas prácticamente por la totalidad de la provincia, tiene una representación muy relevante en el conjunto del patrimonio arqueológico burgalés, tanto por su elevado número como por su importancia en los diferentes procesos históricos. Sin embargo, su dispersión y complejidad dificultan el análisis de una parte de ellas (cavidades naturales y artificiales con yacimientos arqueológicos) y explican que su estudio aún no haya concluido.