Tardoantigüedad y Alta Edad Media en el antiguo alfoz de Ausines: la Ermita de San Felices
La parte conservada de la ermita de San Felices corresponde a su cabecera románica, siendo actualmente la nave objeto de reconstrucción. En campañas anteriores se intervino en su interior, determinándose el tamaño del primitivo edificio románico, de la segunda mitad del siglo XII, y su ampliación gótica, del XIV. Se documentó asimismo un importante espacio funerario, con sarcófagos trapezoidales del siglo XIII que son reocupados hasta el siglo XVII, momento en que el templo adquiere un carácter procesional. En esta campaña se ha actuado al exterior con el objeto de documentar las características constructivas y cronológicas de la cabecera, así como de la amplia necrópolis que se extiende alrededor.
Un sondeo arqueológico en el encuentro entre cabecera, presbiterio y nave ha permitido constatar que se trata de un programa constructivo uniforme y la cimentación responde al mismo momento que los alzados. La principal diferencia estriba en el acabado del despiece, típicamente románico, con labra a tallante de 45º en los segundos y más tosco en la primera, concebida para estar soterrada. Bajo la cimentación del edificio, una necrópolis cristiana de fosas simples y sin ajuar marca el terminus post quem, el término a partir del cual, se construyó el edificio. La datación radiocarbónica obtenida del individuo más antiguo, y más afectado por remociones, sitúa su defunción al final del periodo visigodo y en las primeras etapas de penetración islámica, volviendo a poner sobre el tablero la discutida desocupación del territorio a partir del 711.
Las lecturas murarias de la cabecera ratifican la uniformidad constructiva románica con escasas reformas. El estudio del abigarrado conjunto de marcas de cantero y signos lapidarios que aparecen en sus fábricas permite apuntar, por un lado, el trabajo de dos talleres simultáneos en la construcción, y posiblemente un tercero en la bóveda. Y, por otro lado, identificar los distintos tipos de cruces, calvarios y descendimientos que se concentran en varios paneles de la base del muro exterior como propios del uso procesional que el lugar adquirió durante la Edad Moderna.
En la necrópolis exterior se halló un sarcófago monolítico antropomorfo con dos inhumaciones. La más antigua corresponde a un varón de 45-50 años de edad, cuya datación radiocarbónica sitúa el momento de su defunción, y tal vez la fabricación del sarcófago, en el siglo X. Este fue reutilizado para un individuo de 12-14 años de edad, con la consiguiente reducción de parte de los restos del anterior en los pies y la readaptación del espacio interior disponible.
San Felices constituye un referente para sugerir una continuidad poblacional en el antiguo alfoz de Ausines asociada a uno de los locus sanctorum tan presentes en la Tierra de Lara.