Excavación arqueológica de la iglesia de San Román.
La iglesia de San Román es uno de los referentes religiosos de la ciudad de Burgos en época medieval, con un destacado protagonismo durante la ocupación francesa en la Guerra de la Independencia, ya que fue destruida en octubre de 1812 por las tropas napoleónicas. Es objetivo del ayuntamiento de Burgos su recuperación e integración en el itinerario cultural existente en el entorno del castillo.
Se fundó a finales del siglo XI gracias al desarrollo del Camino de Santiago, mencionándose la existencia del barrio ya en 1138. El templo se sitúa en la parte media del cerro, adaptándose su planta –de unos 300 metros cuadrados– a la pendiente del terreno. Tenía tres naves en las que se definían varias capillas, destacando su elevada torre, el pórtico de acceso al sur y un gran muro de contención. Esto la convirtió en un punto clave en el sistema de fortificaciones diseñado por los napoleónicos.
Los trabajos de prospección y excavación arqueológica han permitido localizar parte de la fachada norte, varios pilares y un tramo del muro norte de la iglesia, situado en origen tras el muro de contención. Se ha conservado el pavimento del siglo XVI y otros elementos coetáneos, y se intuye la existencia de otros anteriores en los que aún no se ha intervenido; en el suelo se aprecian las marcas de los proyectiles franceses, destacando sobre todo el gran socavón producido al estallar un hornillo francés, causando el derrumbe del edificio cuando las tropas aliadas, incluso su propio general, Wellington, se encontraban en su interior. Una vez recuperada por los franceses, construyeron un terraplén terrero para protegerse hasta su retirada definitiva en junio de 1813. Este y parte de los lienzos sobrevivieron hasta 1820, momento en que las ruinas fueron completamente enterradas para evitar su reutilización militar en posibles conflictos posteriores. Ello generó un potente sedimento por encima de las estructuras que alcanza un desnivel de unos 4 m con respecto al suelo de la iglesia.
A lo largo del proceso de documentación arqueológica se han recuperado elementos arquitectónicos y decorativos de la iglesia, así como numerosos objetos de uso cotidiano datados desde la Edad Media hasta los siglos contemporáneos, entre los que destacan varias piezas militares que arrojan nuevos conocimientos sobre la Guerra de la Independencia en Burgos.