LEGADO ROMANO
DE SEGOVIA
EL LEGADO ROMANO PRESENTE EN LA MURALLA MEDIEVAL
La muralla de Segovia que hoy vemos, levantada en el siglo XII, alberga numerosos elementos de época romana. Se trata por lo habitual de grandes bloques de granito o caliza que fueron arrancados de su emplazamiento original para reutilizarlos en la zarpa del lienzo medieval. En todo el recorrido de la muralla pueden verse numerosos ejemplos.
El grupo más numeroso está compuesto por grandes sillares, normalmente de granito, aunque también los hay de caliza, que se expoliaron de diferentes edificios y fueron recolocados como base de la muralla. Así, saliendo al sur de la ciudad por la puerta de San Andrés, orientada al río Clamores, pueden verse algunas de estas piezas. Varias de ellas presentan incluso los rebajes en forma de “cola de milano” empleados para colocar grapas metálicas que sirvieran para unir las piezas y reforzar así el paramento.
También son numerosas las inscripciones romanas, en su mayor parte correspondientes a estelas funerarias. Aunque a fecha de hoy desconocemos el emplazamiento exacto de las necrópolis romanas de la ciudad, estas debieron situarse a las afueras, junto a las principales vías de comunicación. No es aventurado pensar que una de ellas se hallara en el valle del Clamores, en la zona conocida como Sancti Spiritus, dado que en las tejeras próximas se localizaron varias de estas estelas en el pasado siglo. Otra posiblemente se encontrara en el valle del Eresma, punto de partida de varias calzadas y uno de los accesos principales de la ciudad. Aunque algunas de ellas han desaparecido y otras han sido trasladadas al Museo de Segovia, se han llegado a identificar 67 de estas piezas a lo largo de los más de 3 km de recorrido de la muralla.
Transcripción: G(aio) Pompeio Mu/croni Vxame/ensi an(orum) XC sodales / f(aciendum) c(uraverunt).
Traducción: A Gayo Pompeyo Mucrón, uxamense, de noventa años. Los sodales procuraron que se hiciera.
Materiales romanos reaprovechados en la muralla, a la altura de la Puerta de San Andrés.
Las estelas son monumentos conmemorativos de piedra, preparados para ser hincados verticalmente en los lugares de enterramiento. En ellas habitualmente se epigrafiaban, es decir, se inscribían, el praenomen (nombre), nomen (gentilicio) y cognomen (apodo) del difunto, así como la edad a la que fallecía (en algunos ejemplos se precisan los años, meses, días e incluso horas). También se grababa el nombre de quien dedicaba la inscripción y, por último, una fórmula funeraria. Algunas de las más frecuentes eran: HSE (Hic situs/sita est = aquí yace), STTL (sit tibi terra levis = que la tierra te sea leve). Si se trataba de un personaje importante, se hacían constar sus méritos tras el nombre del difunto. En época imperial las estelas funerarias estaban consagradas a los dioses Manes. En estos casos el cuerpo epigráfico comenzaba con alguna de estas fórmulas: DM (Diis Manibus) o DMS (Diis Manibus Sacrum). Muchas de estas estelas también estaban decoradas con diferentes motivos vegetales, animales, etc.
Estelas funeraria en la muralla
junto a la puerta de Santiago
Transcripción:
Val(erio) A […] / Fusci f(ilio) / + V [---] / ----
Traducción:
A Valerio A(…), hijo de Fusco, … ¿Valerio?...
Las huellas arqueológicas, aunque muy escasas, sí confirman la ocupación del cerro durante los siglos VI-VIII. Se trata, de un lado, de los conjuntos cerámicos hallados en el extremo occidental del mismo (junto al cubo 60 de la muralla medieval) y de otro, del edificio basilical parcialmente oculto bajo la actual iglesia de San Juan de los Caballeros. No podemos olvidar que los contingentes visigodos inmigrantes representaban una minoría frente a las poblaciones hispanorromanas. Teniendo en cuenta estas premisas, la impronta visigoda en el área del recinto amurallado de Segovia debió de limitarse desde un punto de vista urbanístico y constructivo a mantener o reciclar lo existente. La ausencia de otros vestigios del urbanismo visigodo en la ciudad posiblemente sea consecuencia también de los procesos constructivos posteriores.
Además de las piezas reutilizadas en la muralla medieval, son varias las construcciones romanas de cierta envergadura que se han hallado al pie del paramento del siglo XII. Algunos autores han querido ver en ellas los restos de la muralla romana, pero no hay datos suficientes para confirmar tal hipótesis.
El primer ejemplo se encuentra al este de la puerta de San Cebrián. La muralla medieval se apoya allí sobre un muro de sillares alternos de granito y caliza del que se conservan tres hiladas y cerca de ocho metros de longitud. La excavación efectuada en la cara externa de la pared no aportó datos concluyentes sobre su cronología y funcionalidad.
El segundo caso está al oeste de la puerta de Santiago, junto al cubo 60. En este punto, sobre la muralla prerromana de los siglos II-I a. C. y reutilizando parte de la misma, se localizó la esquina de un muro. Está construido con grandes sillares de caliza que mantienen las huellas de las grapas con las que estaban unidos por medio del sistema de “cola de milano”. Los materiales arqueológicos asociados lo llevan a finales del siglo I e inicios del II d. C. Apenas se pueden ofrecer datos sobre su uso, ya que fue prácticamente desmantelado en época medieval, tal y como muestran algunas piezas reutilizadas en este mismo tramo de la muralla.
Construcciones romanas
bajo la muralla medieval