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Interior de una cabaña de la Edad del Bronce de la Peña del Moro

El conocimiento adquirido a lo largo de las campañas arqueológicas, nos ha permitido afrontar la musealización del enclave. De esta forma, se ha emprendido la labor de reconstrucción de una parte significativa del poblado, destacando las cabañas de barro, madera y techumbre de brezo.

Cotidianidad en la ladera oeste del poblado de la Peña del Moro

UN DÍA EN LA VIDA DE LOS MORADORES DEL POBLADO...

Los habitantes de La Peña del Moro fueron los percursores de nuestra economía tradicional, siendo la la agricultura y la ganadería su principal fuente de sustento, además de los beneficios que les aportaba el monte pinariego y el río Eresma.

Vista aérea del poblado prehistórico de la Peña del Moro

Asentado en lo alto de un cerro dispuesto en el fondo del valle, fue el emplazamiento elegido por una comunidad agrícola y ganadera de la Edad del Bronce (aproximadamente entre el 1500 y el 1000 antes de Cristo) y durante los primeros compases de la Primera Edad del Hierro (en torno al 800 antes de Cristo) como lugar donde establecer su poblado. En estas fechas, el río Eresma fue una vía de comunicación entre la sierra de Guadarrama y la meseta norte. Es una circunstancia que explica, en gran medida, la elección del lugar, ya que permitía el control de esta importante ruta. Sus 40 m por encima del río Eresma, que describe a su pie un marcado meandro, le otorgan unas excepcionales condiciones defensivas naturales que se vieron reforzadas en el flanco norte por la construcción de un parapeto de tierra. Las intervenciones arqueológicas efectuadas han desenterrado una secuencia de viviendas de planta circular u ovalada levantadas con barro y madera. Constituyen a día de hoy los más antiguos testimonios de la arquitectura vernácula de estas tierras pinariegas.

Incendio ritual de una cabaña de la Edad del Bronce

Para las gentes de la Edad del Bronce, la casa tenía un significado que iba más allá de una simple morada. Así pues, prepararon meticulosamente una de sus cabañas, colocando en su interior un ajuar doméstico consistente en media docena de recipientes cerámicos repartidos estratégicamente por el suelo de la vivienda. Acto seguido incendiaron la choza. El fin de su vida útil o quizás el fallecimiento de la persona o del grupo humano que la habitó, determinó la celebración de un rito donde el fuego actuaría como elemento transicional.

Empalizada y entrada al poblado prehistórico de la Peña del Moro

El poblado se alza 40 m por encima del río Eresma, que describe a su pie un marcado meandro que le otorga unas excepcionales condiciones defensivas naturales que se vieron reforzadas en el flanco norte por la construcción de un parapeto de tierra y madera. Las intervenciones arqueológicas efectuadas han desenterrado una secuencia de viviendas de planta circular u ovalada levantadas con barro y madera. Constituyen a día de hoy los más antiguos testimonios de la arquitectura vernácula de estas tierras pinariegas.