En la época de Alfonso III las fronteras se amplían enormemente. Desde Oporto y Coimbra al oeste, llegando a la frontera natural que supone el curso del Duero, con repoblaciones en Zamora, Toro y Simancas. Al Este, en la zona de expansión castellana, se consolidan las de Burgos y Castrojeriz. El Alto Arlanza cuenta con fronteras naturales al Reino de Pamplona, en esta época aliado de Alfonso III. Limita también con los Banu Qasi y con el poderoso Emirato de Córdoba. Con Ordoño II, se repuebla Roa y Osma, lo que permite trasladar la frontera con el Emirato más al sur.
Alfonso III fue el último rey asturiano, o el primero de León, ya que en esta ciudad residió largas temporadas, donde trasladó su Consejo de Gobierno y Tribunal de Justicia.
Los asentamientos del Alto Arlanza habrían actuado como los primeros centros de articulación del nuevo territorio conquistado. Con el paso del tiempo y la estabilización de la conquista, muchas aldeas son abandonadas y la población se agrupa en núcleos alcanzando plena madurez en el seno de la red aldeana y el alfoz de Lara. Enclaves que en muchos de los casos han pervivido hasta nuestros días.