Prevenir la propagación del COVID 19 en los campos de refugiados saharauis, fortalecer las medidas de prevención y control de infecciones y mantener el refuerzo de la calidad de la ingesta alimentaria de niños y niñas con diversidad funcional y cognitiva.
Desde que, el 31 de diciembre de 2019, las autoridades chinas notifican a la Organización Mundial de la Salud (OMS) los primeros casos, la incidencia del coronavirus ha ido en aumento a un ritmo muy rápido, implicando que el 11 de marzo de 2020 la OMS declarase el COVID-19 como pandemia.
La crisis del COVID 19 afecta de una manera muy especial a los contextos humanitarios, que han visto agravadas las necesidades de la población y especialmente en el caso de los campamentos de refugiados, dado que son lugares densamente poblados, con escasos recursos de higiene y salud es imposible el distanciamiento social y muy complicado la aplicación de las medidas de higiene preventivas, para evitar el contagio, por lo que la pandemia puede tener efectos devastadores. A esto habría que sumar las dificultades para garantizar la seguridad alimentaria de su población.
Esta intervención forma parte de la acción conjunta de la cooperación descentralizada, las 17 CCAA y 9 Fondos de Cooperación Locales, para abordar las necesidades provocadas por el COVID 19 en los campamentos de refugiados saharauis