El Bosque de Béjar conserva una buena parte del bosque autóctono preexistente, integrándolo armónicamente con el diseño estructurado de un jardín. Esta mezcla de naturaleza salvaje y naturaleza domesticada configura un espacio de alto valor ecológico con una biodiversidad excepcional que, a pesar de la expansión urbanística de Béjar, se conserva como un espacio natural imbricado en la trama urbana, lo que supone todo un lujo y un reto de cara a su conservación.
En el lado sur existe un frondoso bosque de castaños y rebollos, especies autóctonas dominantes en las sierras bejaranas. Los alisos, sauces, álamos y fresnos, también autóctonos, aparecen en los bordes húmedos junto a los chopos que configuran la arboleda de la alameda.
Ligados estrictamente al jardín encontramos plátanos y castaños de indias, sin olvidar el majestuoso y singular ejemplar de tejo (taxus baccata) junto a la Fuente de la Sábana.
Aunque lo que sin duda llama más la atención son las especies gigantes de coníferas del jardín romántico plantadas a finales del siglo XIX. Destaca sobre todas la gran secuoya (sequoiadendron giganteum) y los libocedros, píceas, tilos y magnolios. También se conservan algunos ejemplares de boj centenarios, restos, de los que formaron el entramado geométrico originario de esta terraza del jardín.
El arbolado se completaba con frutales, todo tipo de arbustos, flores y plantas decorativas animando parterres, setos y otros elementos dispersos por el jardín.
Destacar también las numerosas especies de aves, anfibios y reptiles que encuentran en El Bosque un hábitat natural muy diverso. No es raro encontrarse con ciervos y venados, zorros, jabalíes o gatos monteses, así como toda la fauna menor asociada al ecosistema serrano.
(0560_JARCULTUR_3_E) DEL PROGRAMA INTERREG ESPAÑA-PORTUGAL 2014-2020. Programa INTERREG V-A de Cooperación Transfronteriza España-Portugal, POCTEP 2014-2020.