El Bosque de Béjar es uno de los ejemplos mejor conservados de finca de recreo suburbana de origen renacentista en la Península Ibérica.

Tras más de cuatrocientos años de historia, el conjunto creado por D. Francisco de Zúñiga y Sotomayor, IV duque de Béjar, de la mano de los más prestigiosos arquitectos de la época como Pedro de Marquina, se ha transmitido casi íntegramente hasta nosotros.

Las zonas de bosque, los prados, las huertas, los jardines, la alameda, el estanque y las fuentes conforman un espacio singular y personal: un jardín renacentista que es una forma de entender el mundo y la relación del hombre con la naturaleza. Un espacio en la montaña pero próximo a la ciudad. Un lugar en el que la naturaleza era dominada a su antojo para obtener un beneficio económico y como elemento de expresión artística.

El Bosque de Béjar ha sido el lugar desde el que los dueños han “vigilado” el desarrollo de la ciudad, aislando sus vidas tras los muros en medio de una vegetación abrumadora.

Fue catalogado como “Jardín Artístico” en 1946 y “Bien de Interés Cultural con categoría de Jardín Histórico” en 1982 y en 1995 se delimita el entorno de protección. En 2000 se redactó el plan director como guía para todas las intervenciones.