Vista de la ciudad por Antón de Wyngaerde, 1562
En la peña caliza segoviana se asienta el poder medieval de la ciudad: los reyes, el concejo y el clero. En esta zona se concentra el poder político, religioso y administrativo, teniendo como límite, más social que físico, la muralla. En las primeras décadas del siglo XII, tras la repoblación, se hace necesario dotar a la población de una sede episcopal, siendo el primer obispo de Segovia el franco Pedro de Agen, nombrado en 1119. Años más tarde, en 1228, se consagra la antigua Catedral de Santa María.
Plano con la ubicación de los barrios de la judería y las Canonjías
Después que Nuestro Señor plugo por su ynfinita bondad de cesar y pacificar los dichos movimientos y alteraciones destos Reynos y alçado el dicho cerco los dichos dean y cavildo se quysieron tornar y tornaran a la dicha yglesia sino estoviera como estava y aun oy esta derribada y aportillada y por muchas partes destechada y desolada, disipada y destruyda y los altares derrocados y profanados. (Memorial histórico de Segovia, Juan de Pantigoso, 1523).
Recreación de la antigua Catedral de Santa María frente al Alcázar
Las canonjías
Vinculado a la primitiva Catedral, se encontraba el barrio de las Canonjías o de la Claustra, que se extiende entre la iglesia de San Andrés y el Alcázar. E ste barrio surge a inicios del siglo XII tras la donación de unos terrenos por parte del Concejo al Cabildo de la Catedral de Santa María. El objetivo era crear un barrio para los canónigos que estuviera perfectamente limitado y contara con sus propios accesos para controlar el tránsito. El espacio estaba demarcado al norte por la muralla y la puerta de Santiago, al este por la iglesia y la puerta de San Andrés, al sur por la muralla y al oeste por la antigua catedral. Las viviendas se organizaron en torno a dos ejes centrales que discurrían de este a oeste, las calles Daoiz y Velarde, así como por dos calles exteriores pegadas a la muralla, la Ronda de Juan II y las calles Pozo de la Nieve y paseo de San Juan de la Cruz. El acceso al agua corriente estaba garantizado, ya que el canal subterráneo del Acueducto discurre a lo largo de la calle Daoiz hasta el Alcázar.
Al recinto de las Canonjías se accedía por tres puertas, de las cuales se conserva únicamente la puerta de la Claustra en la calle Velarde. La configuración de las viviendas era sencilla: una puerta de acceso con trazas románicas, que daba paso a un zaguán del que partían las escaleras a la bodega y a la planta superior y, a continuación, el patio en torno al que se distribuían el resto de estancias. En la parte trasera se encontraban el corral y un pequeño huerto.
Reyes y Obispos en la Catedral
La construcción del Alcázar y la Catedral en un espacio tan próximo y limitado por la abrupta orografía fue vista con recelo por los Trastámara, que pensaron que ambos edificios eran incompatibles y siempre desearon trasladar el templo. Objetivo que materializó Carlos I, que tras vencer a los comuneros encastillados en la torre del templo, ordenó su demolición y traslado. Los restos del conjunto catedralicio pervivieron hasta el siglo XIX, momento en que se venden al Alcázar y el solar es ocupado por la Casa de la Química.
Antes, Enrique II, primer rey de la Casa de Trastámara, mandó levantar en el templo un bello túmulo funerario a su hijo el infante Don Pedro, que murió siendo niño al caer por uno de los miradores de la fortaleza. El túmulo, formado por una bella imagen yacente del infante tallado en mármol, fue trasladado, demolida la Catedral Vieja, y colocado en la capilla de Santa Catalina de la Catedral gótica.
Juan Arias Dávila (h.1436-1497) es una de las principales personalidades segovianas, descendiente de una poderosa familia de judíos conversos. Siempre estuvo vinculado a la corte, desde Juan II a los Reyes Católicos, a quienes sirvió en diversos cargos tanto políticos como eclesiásticos. A él se debe la introducción de la imprenta en España y la impresión del primer libro en 1472: el Sinodal de Aguilafuente, hoy custodiado en el archivo de la Catedral. Como obispo, halló los restos de San Frutos, patrón de la diócesis, cuyas reliquias se siguen venerando en la Catedral Nueva. Además, durante su obispado mandó construir el palacio episcopal, la sillería del coro y el claustro gótico a Juan Guas, elementos estos dos últimos que aún se conservan en la Catedral gótica. Hombre de extraordinaria cultura y poseedor de una gran fortuna, reunió una importante biblioteca que donó a la Catedral, así como sus ropas litúrgicas, cuya ornamentación es la primera muestra del Renacimiento en Segovia.
Tumba del infante Don Pedro conservada en la Catedral
Puerta de la Claustra: la escultura original de la Piedad del siglo XV que corona el arco se conserva en la Catedral, en la capilla de acceso al claustro