Museo Histórico-Militar (Almeida)
El museo histórico-militar (Muralhas da Praça de Almeida) se encuentra situado en la localidad de Almeida en la zona centro de Portugal, clasificado como Monumento nacional en 1928 y propiedad del Estado portugués. En cuanto a su uso y administración, se encuentra cedido a la Cámara Municipal de Almeida para la ejecución de actividades culturales.
Ocupa uno de los seis baluartes de la fortaleza que rodea la localidad con forma de hexágono. Fue escenario de episodios históricos relevantes como el sitio, durante la guerra de los Siete Años, por los ejércitos españoles en 1762, la invasión por las tropas napoleónicas en 1807-1808 o prisión política durante las luchas liberales entre 1825 y 1833. Finalmente, dejó de tener funciones militares con carácter definitivo en 1927.
Desde principios de siglo, el municipio de Almeida ha comenzado, con la asistencia técnica del Museo Militar de Lisboa, la instalación de un centro de exposiciones en el Baluarte de San Juan de Dios, con miras a las actividades culturales y el turismo de «Muralhas da Praça», así como la preservación de la herencia patrimonial de la arquitectura del conjunto de la Villa de Almeida. De todo esto deriva que su uso sea museístico, recibiendo visitantes durante el periodo comprendido entre los meses de mayo y septiembre, ambos incluidos.
Como ya se ha mencionado, el edificio ha sufrido diversas modificaciones para poder adecuarlo a su uso como museo, siendo la última la que ha permitido la dotación del complejo con las infraestructuras necesarias para la implementación del programa del que se compone el museo.
Constructivamente el edificio cuenta con gruesos muros que llegan a alcanzar los 2 metros de espesor, lo que plantea retos en cuanto a la climatización adecuada en el interior a fin de evitar condensaciones.
En cuanto al consumo energético cabe distinguir entre el consumo eléctrico y el consumo para climatización. Para primer caso, que abarca casi el 70% del consumo total, se estudia el gasto energético derivado de la iluminación, la cual se resuelve mediante una combinación de lámparas de fluorescentes tubulares, focos halógenos y LED. La climatización de los espacios se resuelve mediante una unidad intercambiadora de aire, cuyo aporte energético se lleva a cabo mediante una caldera de gasóleo. Esto permite que cuando la temperatura exterior es semejante a la temperatura de confort, la unidad de tratamiento de aire funciona sin el aporte de esta, logrando un consumo de gasóleo reducido, solo un 30% del coste energético total del edificio.