Música mudéjar

La música mudéjar constituyó una tradición oral que apenas ha dejado constancia documental, lo que limita conocer sus características.

La música formaba parte del patrimonio mudéjar, presente en sus celebraciones religiosas y festivas. Incluso, eran requeridos en ambientes cortesanos, como cuando Sancho IV de Castilla reunió en 1294 para amenizar algún festejo a Yuçaf, Muça, Abdalla, Xativí, Baruchuelo, Hamet y Fate para que tocaran los atambores, a Mahomat el añafil (trompeta recta morisca) y a Rexit la axabeba (flauta travesera).

La presencia de juglares moros en Castilla llegó a ser tan habitual que en el Concilio celebrado en Valladolid en 1322 se llegó a prohibir que tocasen y cantasen en las iglesias.

De aquel repertorio tradicional nos ha llegado la melodía de una jarcha que Francisco Salinas recogió en su De musica libri septem (Salamanca, 1577), cuyo texto original decía “calvi vi calvi/ calvi arabi” (mi corazón está en un corazón/ mi corazón es árabe). La canción debió de alcanzar tal popularidad que la mencionan desde el Libro del Buen Amor del Arcipreste de Hita hasta algunos textos del Siglo de Oro español.

 

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